¿Es posible imaginar la vida diaria sin algunas horas de televisión? Para muchas personas solitarias la televisión es una compañía en el hogar.
Se vuelve una presencia que sustituye los movimientos y las voces de la compañía humana.
Para otras es como una especie de marca de que el trabajo terminó y llegó el momento del descanso.
Son aquellas que tras un largo día fuera de casa, llegan al hogar, se visten con ropa cómoda, se instalan en el sofá como diciendo “que nadie me moleste, estas horas de televisión son mías”.
Dueños del control remoto, se sienten los privilegiados del planeta.
Hay familias que usan la televisión para mantener entretenidos a los niños. Muchos padres, madres y hasta niñeras optan por el camino fácil de “regalar” al niño largas horas de televisión para que permanezca quieto.
Si bien la renovación tecnológica ha puesto a nuestro alcance dispositivos variados que ocupan ahora parte del tiempo especialmente de los más jóvenes, la televisión sigue estando presente en la vida de las personas.
Ocupa un sitio preferencial en el hogar y se ha vuelto parte del equipamiento de los dormitorios de grandes y de pequeños.
¿Cuántas horas de televisión son las sugeridas por los profesionales de la salud?
Aunque es imposible dar una cifra general, médicos y psicólogos están de acuerdo en que depende de la edad y de las condiciones de vida de las personas.
Ver también: Nomofobia: cuando dependo totalmente de mi teléfono móvil
La televisión y los niños pequeños
Niños
En general, se afirma que los niños menores de 2 años no deberían ver televisión. Y los mayores de esa edad no deberían estar expuestos a más de dos horas de televisión por día.
Existen programas considerados “educativos” que permiten que el niño vea hechos y lugares que de otra forma no conocería. Sin embargo, también tienen sus efectos negativos, especialmente cuando se exagera en los tiempos de exposición.
Entre ellos se destacan:
Trastornos del patrón del sueño. Es frecuente que los niños extiendan sus tiempos de permanencia “mirando la tele” y retrasen los dedicados al sueño.
Esto es un problema especialmente en los hogares en donde los niños disponen de un televisor en sus dormitorios. La sobreexcitación que algunos programas provocan obstaculiza el descanso y ocasiona trastornos del sueño.
Visión demasiado idealizada del mundo que no se corresponde con la realidad. Los programas infantiles generalmente presentan situaciones donde todo es más agradable y con menos problemas que en su propio entorno.
Así, producto de las comparaciones surgen frustraciones e inconformidades que pueden llevar a depresiones.
Modelos físicos de las personas que aparecen en el mundo televisivo que provocan baja autoestima e inseguridad.
Televisón
El niño tiende a identificarse con los personajes que encarnan las personas en la televisión, generalmente personas que responden a estereotipos estéticos del momento.
Luego, el espejo le muestra una imagen completamente diferente y eso puede trastornarlo.
Problemas en el aprendizaje escolar. Los niños viven con las imágenes de la televisión en sus cabezas y les cuesta mucho enfocarse en las tareas escolares.
Retrasos en el desarrollo del lenguaje. Muchos menores presentan un vocabulario limitado formado por palabras propias del país de origen del programa.
Estos conceptos nada tienen que ver con los de su lugar geográfico.
Comportamientos violentos, especialmente en aquellos que eligen programas que tienen las luchas, peleas y guerras como tema.
Te recomendamos leer: Mucho tiempo delante de una pantalla supone riesgo de diabetes en niños
Los adultos y la televisión
Los adultos y la televisión
¿Qué pasa en los adultos que viven muchas horas de televisión? Aunque parezca que al adulto ya no le afecta el exceso de televisión, en realidad sí lo hace.
Algunos de estos impactos son:
Trastornos de sueño. Al igual que sucede con los niños, ver televisión muchas horas, especialmente antes de dormir, puede perjudicar el descanso.
Genera creencias que vacían los sistemas de valores, pasividad, aletargamiento del pensamiento crítico, pues todo se reduce a espectáculo.
Hace que la gente se cree falsas necesidades, y esto afecta especialmente a quienes tienen escasos recursos económicos, lo que mueve a envidia, insatisfacción, frustración.
Todas las aspiraciones se reducen a comprar y comprar.
Reduce los tiempos compartidos en familia. Aunque permanezcan sentados frente al mismo aparato, la comunicación es casi nula.
Como sucede en todos los ámbitos de la vida, el exceso de horas de televisión es nocivo para las personas.
Es preciso regular los tiempos de exposición y la programación que miran los niños.
Asimismo, es recomendable sentarse con ellos para reflexionar juntos acerca de diferentes situaciones y programas.