Para lograr un lavado de las manos debemos hacer suficiente espuma, que nos permita frotar el dorso, las palmas, los dedos, las uñas y entre los dedos.
Luego del lavado de las manos es importante secarlas, pues si las dejamos mojadas, la reinfección con bacterias y hongos es bien fácil.
Por último cabe recordar que entre tres y cinco segundos estamos constantemente tocándonos la cara, incluyendo ojos y boca y además saludando a otras personas, de ahí la importancia de lavarse las manos.