El Cairo, 3 mar (EFE).- El Ejército egipcio asegura haber inventado sendos aparatos para diagnosticar y curar el virus que causa el sida, un anuncio recibido con escepticismo por la comunidad científica y con sorpresa por las autoridades, que temen un ridículo para el país.
Una especie de antena sujeta a una empuñadura y una máquina que reemplaza la sangre contaminada por otra purificada parecen ser las creaciones revolucionarias que han descubierto los científicos de las Fuerzas Armadas egipcias para acabar con virus como el de la hepatitis C o el mismo VIH.
Estos inventos "sin precedentes" fueron anunciados recientemente por el general del Ejército egipcio Ibrahim Abdelati, en una rueda de prensa a la que asistieron también el presidente del país, Adli Mansur, y el jefe de las Fuerzas Armadas, Abdelfatah al Sisi.
En el evento fue proyectado un vídeo en el que incluso se mostraban las declaraciones de un supuesto antiguo enfermo de sida que había sido curado gracias al revolucionario invento.
Sin llegar a explicar cómo funciona, un comunicado publicado en la página en Facebook del portavoz del Ejército, Ahmed Ali, señala que este doble dispositivo es capaz de "detectar y tratar" estos virus "sin tomar ninguna muestra de sangre al paciente, con un bajo coste y resultados inmediatos".
La nota asegura además que el porcentaje de éxito de este aparato, bautizado como Dispositivo de Curación Completa (DCC), es de "más del 90%" y que ha sido "la voluntad de Dios" la que ha querido que sea el Ejército egipcio el autor de este logro médico.
En un alarde de orgullo, Abdelati anunció en una entrevista en el canal de televisión egipcio Sada al Balad que había rechazado una propuesta internacional que le ofrecía 2.000 millones de dólares por "olvidarse" del dispositivo.
Abdelati fundamentó su decisión en la negativa de los ofertantes a reconocer que el invento había sido desarrollado por "un científico musulmán y egipcio".
Según el Gobierno, el dispositivo ha sido registrado a nombre del Cuerpo de Ingenieros de las Fuerzas Armadas y ha recibido el visto bueno del Ministerio de Sanidad.
El Ejecutivo egipcio ya solicitó la patente en 2011 de un dispositivo similar destinado a la detección de drogas, explosivos y virus como el de la hepatitis C.
Este aparato de diagnóstico está siendo desarrollado por un equipo del que forma parte el hepatólogo Gamal Shiha, que desde 2010 está probando el dispositivo y presentándolo en diferentes conferencias científicas internacionales.
"Este aparato no tiene nada que ver con el de la curación (mostrado por el Ejército), solo sirve para el diagnóstico", dice a Efe Shiha, que añade que "lo que se ha dicho sobre (el aparato de) curación no tiene ninguna base científica".
Shiha se niega además a valorar algo "que ha sido presentado en una rueda de prensa en vez de en una conferencia científica".
Por su lado, el consejero de la Presidencia egipcia para Asuntos Científicos, Esam Hegy, confirmó en su página en Facebook que el presidente Mansur ha ordenado que estos inventos sean estudiados por comisiones científicas especializadas internacionales para confirmar que el estudio y sus resultados son completos y seguros antes de su aplicación.
Añadió que el anuncio sorprendió tanto a Mansur como a Al Sisi, cuya presencia en la rueda de prensa de presentación del descubrimiento "no significa que lo apoyen".
Hegy calificó el DCC de "irreal" y aseguró que "carece de base científica" y que dispone de documentación que demuestra que es "ineficaz".
En declaraciones al diario El Watan, el consejero destacó la "humillación" que, según él, "esto supone para Egipto dentro y fuera del país, no siendo además la primera vez que esto sucede".
Con algo más de humor se lo han tomado los usuarios egipcios de las redes sociales, por donde circulan en los últimos días diferentes bromas, mofas y fotomontajes en torno al descubrimiento.
Debates y bromas aparte, lo cierto es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Egipto es el país del mundo con mayor porcentaje de su población afectada por el virus de la hepatitis C, con un 22% de infectados. EFE