Cuando pensamos en la planta de olivo, inmediatamente nos concentramos en sus frutos, las aceitunas, que quedan bien como complemento de cualquier plato frío o como ingrediente de ensaladas. También la asociamos al aceite de oliva, del que ya conocemos muchas de sus propiedades y usos que van más allá de la gastronomía.
Pero lo que tal vez nunca imaginaste es que también las hojas de olivo se pueden aprovechar para beneficiar nuestra salud. ¿Quieres saber más sobre estas hojas maravillosas y llenas de Historia?
Ya en el antiguo Egipto, la medicina utilizaba estas hojas. Los egipcios fueron los precursores en el aprovechamiento de todas sus propiedades. Las utilizaban en los procesos de momificación, para aumentar la energía y regular la presión arterial, como así también para reforzar el sistema inmunológico.
Aunque era ya en ese entonces una hierba muy prometedora, recién en 1995 se le comenzó a dar un uso más frecuente debido a que se descubrió que podía otorgar muchos más beneficios a la salud.
Tanto las infusiones de hojas de olivo como el extracto de aceite de hojas de olivo, pueden utilizarse con este fin.
Su principal componente es el glucósido oleuropeina, como así también los taninos, la dextrosa y los ácidos oleicos.
Entre los muchos usos que se le pueden dar, las hojas de olivo son eficaces para el tratamiento de las siguientes enfermedades:
- Resfrío.
- Hipertensión.
- Infección por cándida.
- Virus de Epstein-Barr.
- Herpes I y II.
- Virus del herpes humano 6 y 7.
- Fatiga crónica.
- Neumonía.
- Arritmia cardíaca.
- Dolor articular.
Muchos de estos problemas pueden solucionarse gracias a sus propiedades antibacterianas, antioxidantes, antisépticas, antifebriles, tranquilizantes, antivirales y antifúngicas.
Como podemos ver, son enormes las posibilidades que tienen las hojas de olivo y desde hace algunos años se han convertido en una más de tantas plantas medicinales de uso frecuente.
