El nutricionista escolar es clave en el combate de la obesidad infantil

En la mayor parte de los sistemas educativos avanzados se prevé que en cada plantel, además del personal académico y administrativo, se cuente también con una serie de profesionales de diferentes disciplinas que puedan contribuir con el desarrollo armónico y el éxito académico de los alumnos; así, en muchas escuelas es posible encontrar pediatras, enfermeras, psicólogos, etcétera.

Los nutricionistas juegan su papel y es de relevante importancia, comenta la Fundación Torres-Picón.

Es bien sabido que los primeros años de vida son claves en la formación de hábitos de salud y alimentación, tanto buenos como malos, y que, una vez consolidados, estos hábitos son los que perdurarán a lo largo de la existencia del individuo; ciertamente, en ocasiones, mediante un serio trabajo de reeducación y grandes dosis de fuerza de voluntad, es posible modificar ciertos usos perniciosos y sustituirlos por otros más saludables, pero a veces estos cambios no son lo suficientemente tempranos como para producir resultados totalmente efectivos, y siempre será preferible inculcar conductas saludables desde el principio, tanto para ahorrarse todo el trabajo que implica la reeducación como para darle al niño la oportunidad de iniciar con buen pie una vida saludable desde la más tierna infancia.

Tomando en cuenta todo lo anterior es fácil comprender que, además de su función académica, la escuela cumple un rol fundamental en la iniciación de hábitos de vida saludables, primordialmente en aquellos casos en los que la familia, primera educadora del niño, por razones socioculturales o económicas, no está en condiciones de proporcionarle esta formación; de ahí la importancia de que el instituto educativo cuente entre su personal, además de los anteriormente mencionados, con un Nutricionista o Licenciado en Nutrición, un profesional especialmente capacitado para facilitar que los alumnos aprendan a alimentarse bien, además de que adquieran otros hábitos de vida favorables, como el ejercicio físico y la higiene personal.

Todos conservamos intactos muchos de los conocimientos adquiridos en los años escolares, conocimientos que utilizamos constantemente y nos son de gran provecho, como la tabla de multiplicar; del mismo modo, los conocimientos nutricionales que se adquieren en la infancia, como la clasificación de los alimentos, los tipos de nutrientes o la forma correcta de preparar las comidas, así como las recomendaciones que reciba del nutricionista de su escuela, permanecerán en la mente del niño y los pondrá en práctica hasta la edad adulta, lo que le garantizará una vida saludable, libre de sobrepeso y obesidad, así como de las enfermedades que son sus consecuencias.

Y no sólo los niños se benefician con la presencia del especialista en nutrición dentro del ámbito escolar, también el resto del grupo familiar obtiene estos resultados ya que el niño actúa como agente multiplicador y lleva al hogar lo aprendido en la escuela, de manera que los padres aprenden a través de sus hijos, adquieren conocimientos de gran utilidad que redundarán en una adecuada nutrición familiar, un mejor estado de salud y un aprovechamiento más eficiente de los recursos alimenticios disponibles.

Así, el nutricionista escolar cumple una invalorable función en el combate de la obesidad infantil.

Pedro J. Torres, portavoz y directivo de la Fundación Torres-Picón, activa en la tarea de prevenir tanto la obesidad infantil como el sobrepeso, dijo que se trata de una información valiosa que aclara como evitar inconvenientes y riesgos para la salud, derivados del sedentarismo y en este caso –principalmente– de una alimentación inadecuada.

Te podría interesar

Deja tu comentario