En Internet las decenas de páginas que enseñan a los hombres a conseguir una buena foto de sus genitales presagia lo inevitable: la mayoría recurren a esta estrategia para intentar conseguir sus objetivos sexuales.
El canal escogido es lo de menos; muchas mujeres se han quejado después de haber recibido imágenes que no deseaban en sus cuentas de Instagram, Facebook, Twitter e incluso mediante Whatsapp; también en chats de portales como Tinder.
El reciente estudio Singles in America sobre la sexualidad de los solteros en Estados Unidos concluyó que el 47% de los varones había enviado en alguna ocasión una foto de sus genitales. Asimismo, un 53% de las mujeres las habían recibido a pesar de que solo un 4% de ellas las habían reclamado antes.
En otro informe realizado por Norton entrevistaron a más de mil mujeres australianas para preguntarles sobre el acoso online. Un 20% confirmaron que habían recibido contenido gráfico de carácter sexual sin motivo aparente. Pero, ¿qué lleva a los hombres a enviar una imagen de sus genitales que nadie les ha pedido? Distintos expertos han teorizado sobre ello y han expuesto diferentes teorías al respecto, pero todos coinciden en que no existe un único motivo. El doctor en Psicología Social y profesor de las universidades de Indiana y Ball State (EE UU) Justin J. Lehmiller, establece diferentes razones.
Por un lado, asegura que “los hombres suelen percibir de manera exagerada el interés sexual de las mujeres que no conocen”.
Se refiere a lo que denomina “teoría de actuación errónea”, que encuentra su motivación, según él, en la evolución humana: para lograr la persistencia de la especie mediante la reproducción, los hombres heterosexuales tienden a confundir la amistad con el flirteo.
Un punto de vista controvertido: "Eso reduce las posibilidades de que ellos dejen pasar cualquier oportunidad potencial de reproducirse”. Aunque es probable que salga mal, según el psicólogo no supone una gran inversión.
Demostración de poder
Para Jara Pérez, psicóloga responsable de Therapy Web, se trata básicamente de una cuestión de poder. “Los hombres tienen la suficiente capacidad racional como para manejar ese tipo de impulsos. Es similar al acoso callejero: no creo que ninguno piense que si le dice algo soez a una mujer que ve por la calle va a conseguir una cita con ella.
Lo hacen simplemente porque pueden; como una manera de demostrar su poder”. Ana Lombardía, sexóloga y responsable de Sexo en la Piel, coincide en que violentar a la otra persona les proporciona una sensación de poder.
“Algunos son sujetos con pocas habilidades sociales, o que han sido rechazados por las mujeres de manera sistemática y han desarrollado un gran desprecio hacia ellas. Con este tipo de comportamientos se resarcen y recuperan el tan ansiado control”, explica.
Este comportamiento, de carácter exhibicionista, supone una incapacidad para establecer relaciones convencionales. Lo explica la sexóloga Verónica Vivero, responsable de Presbicia Emocional. “Son perfiles con ciertos rasgos narcisistas, explotadores y antisociales de la personalidad que encuentran a través de este tipo de acciones la manera perfecta de canalizar sus frustraciones.
Bajo este acto de provocación encontramos una gran necesidad de alimentar su ego; y la sensación de superioridad que sienten, también cuando amedrentan a las mujeres, les permite reafirmarse”.
En otro informe realizado por Norton entrevistaron a más de mil mujeres australianas para preguntarles sobre el acoso online. Un 20% confirmaron que habían recibido contenido gráfico de carácter sexual sin motivo aparente.
Pero, ¿qué lleva a los hombres a enviar una imagen de sus genitales que nadie les ha pedido? Distintos expertos han teorizado sobre ello y han expuesto diferentes teorías al respecto, pero todos coinciden en que no existe un único motivo.
El doctor en Psicología Social y profesor de las universidades de Indiana y Ball State (EE UU) Justin J. Lehmiller, establece diferentes razones.
Por un lado, asegura que “los hombres suelen percibir de manera exagerada el interés sexual de las mujeres que no conocen”.
Se refiere a lo que denomina “teoría de actuación errónea”, que encuentra su motivación, según él, en la evolución humana: para lograr la persistencia de la especie mediante la reproducción, los hombres heterosexuales tienden a confundir la amistad con el flirteo.
Un punto de vista controvertido: "Eso reduce las posibilidades de que ellos dejen pasar cualquier oportunidad potencial de reproducirse”. Aunque es probable que salga mal, según el psicólogo no supone una gran inversión.
Demostración de poder
Para Jara Pérez, psicóloga responsable de Therapy Web, se trata básicamente de una cuestión de poder. “Los hombres tienen la suficiente capacidad racional como para manejar ese tipo de impulsos.
Es similar al acoso callejero: no creo que ninguno piense que si le dice algo soez a una mujer que ve por la calle va a conseguir una cita con ella. Lo hacen simplemente porque pueden; como una manera de demostrar su poder”. Ana Lombardía, sexóloga y responsable de Sexo en la Piel, coincide en que violentar a la otra persona les proporciona una sensación de poder.
“Algunos son sujetos con pocas habilidades sociales, o que han sido rechazados por las mujeres de manera sistemática y han desarrollado un gran desprecio hacia ellas. Con este tipo de comportamientos se resarcen y recuperan el tan ansiado control”, explica.
Este comportamiento, de carácter exhibicionista, supone una incapacidad para establecer relaciones convencionales. Lo explica la sexóloga Verónica Vivero, responsable de Presbicia Emocional. “Son perfiles con ciertos rasgos narcisistas, explotadores y antisociales de la personalidad que encuentran a través de este tipo de acciones la manera perfecta de canalizar sus frustraciones.
Bajo este acto de provocación encontramos una gran necesidad de alimentar su ego; y la sensación de superioridad que sienten, también cuando amedrentan a las mujeres, les permite reafirmarse”.
Fuente: elpais