Amor maduro: ¿Por qué sientes diferente enamorarte después de los 30?

Amar no siempre es fácil y se hace más difícil cuando han roto tu corazón más de una vez. El amor puede parecer duro, a veces confuso, otras veces fugaz, pero en definitiva te hace sentir bien.

Cuando eres adolescente idealizas el amor, crees en el amor que nos venden los medios de comunicación: perfecto, sincero, eterno y lleno de hermosos sentimientos. Pero luego empiezas a conocer las caras del amor y te das cuenta de que no se parece a lo que siempre imaginaste.

Con el primer corazón roto llegan los reproches, la ira, la desilusión y la pérdida total de confianza en el amor. Es así que te cierras al amor y comienzas una intensa campaña en contra de los sentimientos relacionados a una pareja.

Sin embargo rápidamente vuelves a caer en las manos de las relaciones amorosas. De esta forma te vuelves a enamorar y comienzas a darte cuenta de que el amor no es ni lo que te vendieron ni lo que viviste anteriormente.

Los 20 son una gran etapa, sientes el amor recorriendo tus venas como nunca antes aunque también sufres mucho, pero sobre todo aprendes de qué se trata y estás listos para pararte delante del amor y abrazarlo.

Después de los 30

El amor es puro e irracional, se trata de abrazar los defectos del otro, de amar sin ataduras y sin etiquetas, pero sobre todo se trata de amar sin miedo.

Si te han roto el corazón puede que te sea más difícil amar porque las cicatrices de tus heridas quedaron grabadas a fuego. Arriesgarte nuevamente te resulta todo un desafío, debes dejar atrás todo lo que viviste para adentrarte en una nueva relación. Debes liberar los miedos que te puedan quedar a causa de una gran desilusión. Entonces… ¿cómo amar después de amar?

Hay un momento en la vida (que poco tiene que ver con la edad) en el que te das cuenta que no todo es tan bueno o tan malo como creías. Es el momento en el que entiendes que el amor no tiene la culpa de tu corazón roto, las personas que no supieron amarte tampoco, simplemente no eran para ti. Aprendiste muchas cosas a su lado, pero el ciclo se terminó y es hora de soltar.

Cuando llegas a ese punto en la vida es cuando te abres nuevamente al amor, dejas que nuevas personas entren en tu vida, con cuidado pero sin miedo. Esta es la gran diferencia de amar a los 30, porque ya conoces el amor, conoces el fondo del pozo y te conoces a ti mismo. Sabes lo que te gusta y lo que te hace feliz, pero también sabes que todo eso depende de ti y no de una pareja.

Al enamorarte a los 30 no pones demasiadas expectativas en la nueva persona que estás conociendo conociendo, simplemente disfrutas sin presiones ni etiquetas. El tiempo dirá qué es lo que pasará, pero mientras tanto entiendes que pensar demasiado no ayuda en cuestiones del corazón…

Viviste al máximo, te permitiste disfrutar de cada momento y cada sensación sin pensar en la compatibilidad, hipotecas, convivencia, rentabilidad, etc. Disfrutar de cada momento, de cada etapa te enseñó a amar.

Más allá de la edad que tengas recuerda que tu felicidad no está determinada por una pareja, pero si se determina por la relación que tienes contigo.

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