Aceite de maíz contra el colesterol

Nueva York — En la cocina de la famosa chef Ingrid Hoffman, a la hora de saltear, hornear y aderezar, el aceite de maíz manda, muy por encima del prestigioso aceite de oliva.

Y no se trata sólo de un asunto de tradición, ya que ella como buena colombiana creció viéndolo en su casa, sino más bien de conocimientos científicos.

Según un reciente estudio, presentado en la Conferencia de Avances y Controversias en la Nutrición Clínica de la Sociedad Estadounidense de Nutrición, y realizado por Biofortis, el aceite de maíz reduce en forma significativa el colesterol, con cambios más favorables en el colesterol total (CT) y colesterol LDL (el malo) que el aceite de oliva extra virgen.

"Con el nuevo estudio se clarifica que el aceite de maíz disminuye el colesterol malo casi cuatro veces más que el aceite de oliva extra virgen. Esto cambia la foto de la economía para la cocina hispana, ya que como todos sabemos el aceite de maíz es mucho más económico", explica la chef latina, famosa por sus programas de televisión en Univision y Food Network, además de sus múltiples publicaciones.

Entre los 54 hombres y mujeres sanos que participaron en el estudio de alimentación, el aceite de maíz redujo el colesterol LDL en un 10.9% comparado con una reducción del 3.5 % del aceite de oliva extra virgen, y el colesterol total disminuyó en un 8.2% con el aceite de maíz, en comparación con un 1.8% con el aceite de oliva extra virgen.

"Es una buena noticia para los latinos, porque no sólo estamos diciendo que es más económico sino más saludable. Además es un aceite neutro en sabor, y lo puedes usar para todo, para freír, para hornear, para aderezos y para saltear, cosa que no puedes hacer con el de oliva porque cambia los sabores de muchas recetas", asegura.

Cuestión de medida

Pero no se trata de que Hoffman esté dando carta abierta para hacer uso indiscriminado del aceite de maíz, porque finalmente "aceite es aceite". La idea, como con todo en la cocina, es utilizarlo de manera controlada.

"Es cuestión de control de cantidades y medidas. En vez de media taza de aceite, puedes usar dos cucharaditas, buscar un balance para poder cocinar rico y saludable", explica Hoffman, agregando que una cucharada de aceite de maíz tiene 120 calorías.

La chef recomienda evitar en todo posible freír los alimentos. "Yo por lo menos hago papitas y platanitos en el horno, que quedan igual de tostados como si los hubiese freído, y al pollo prefiero rostizarlo".

La idea, dice, es no sentirse a dieta. "Se pueden hacer cambios y cortes, sin que nadie se de cuenta, y sin sacrificar lo bueno de la comida latina".

Calabacín relleno

Receta de la chef Ingrid Hoffman

2 cucharadas de aceite de maíz

1/2 cebolla pequeña y finamente picada
1 diente de ajo finamente picado
1/2 cucharadita de orégano seco
1/2 taza de champiñones, finamente picados
1/2 cucharadita de sal
Pimienta al gusto
4 onzas de queso de soja (tofu), en cuadrados pequeños (opcional)
4 calabacines medianos de 6 pulgadas de largo
1/2 taza de queso mozzarella, rallado
1/4 de taza de migas de pan
1 cucharadita de pimienta roja
1 cucharada de hoja de perejil, picada

Precalentar el horno a 350° F. Cubrir con papel de aluminio una bandeja para hornear con borde y dejar a un lado. Preparar un baño frío para los calabacines, colocando cubos de hielo en un recipiente grande de agua fría.

Poner una olla grande de agua a hervir. Añadir los calabacines y hervir hasta que estén ligeramente suaves, de 6 a 8 minutos. Escurrir los calabacines con un colador y luego sumergir en el agua con hielo. Una vez fríos, sacar del baño de hielo y colocar en un plato recubierto con toalla de papel; dejar reposar.
En una sartén a fuego medio, agregar el aceite y sofreír la cebolla, el ajo, el orégano, los champiñones con la sal y la pimienta, hasta que se suavicen, de 5 a 7 minutos.
Cortar los calabacines por la mitad a lo largo y utilizar una cucharita para raspar las semillas. Colocar la pulpa en un colador de malla fina y usar una cuchara para exprimir el líquido; luego agregar la pulpa a la mezcla de cebolla y champiñones.

Colocar las mitades de calabacín (sin pulpa) en una bandeja para hornear. Rellenar cada uno con la mezcla de cebolla y hongos. Cubrir con el queso. Combinar el pan rallado con la pimienta roja molida en un tazón pequeño y rociar con esta mezcla las mitades de calabacín.

Quinua con pimiento amarillo

Rinde de 4 a 6 porciones

1 1/2 tazas de quinua

2 1/2 tazas de agua
2 cucharadas de aceite de maíz
1 cebolla amarilla mediana picada
1 pimiento verde mediano, sin semillas, sin centro, picado en pedazos largos
2 dientes de ajo finamente picados
3 cucharadas de hojas de perejil fresco, picado en trozos grandes (guardar un poco para añadir al servir)
2 cucharadas de condimento Delicioso Adobo Seasoning
3/4 de cucharadita de pasta de ají amarillo peruano o 1 1/2 cucharaditas de chile verde enlatado, picado
Sal Kosher

Lavar la quinua en un colador de malla fina (en agua fría). Escurrir y pasar a una olla mediana. Agregar el agua y llevar a ebullición a fuego alto. Bajar la llama y hervir a fuego lento hasta que todos los granos hayan estallado, unos 20 minutos. Escurrir la quinua cocida con el colador.

Mientras tanto, calentar el aceite en una sartén grande a fuego medio. Añadir la cebolla, el pimentón verde y el ajo. Cocinar, revolviendo ocasionalmente, hasta que la cebolla esté transparente, unos 5 minutos. Agregar las 3 cucharadas de perejil, el adobo, el ají amarillo o los trozos de chile verde y la sal. Agregar la quinua y mezclar bien. Servir caliente y rociar con perejil.

Tres consejos básicos

Añade color: incorporar en una comida un arco iris de frutas y verduras como espinacas, tomates y pimentones hace que el plato luzca más apetitoso, y agrega valor nutritivo.

Reduce tu plato: reemplaza el plato gigante por algo de tamaño más moderado para que se adapte a las porciones correctas. Esto podrá ayudarte a evitar comer en exceso y la presión de “limpiar” el plato.

Planifica los domingos: prepara un menú semanal los domingos que detalle tus planes para las comidas de la semana y las correspondientes compras. Esto limitará la cantidad de cenas fuera de la casa, y te ahorrará tiempo y dinero.

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