Puesto que la información es siempre una herramienta valiosa, veamos ahora cuáles son los principales características asociadas a con el cáncer de ano
No suele hablarse demasiado del cáncer de ano. Es una de esas enfermedades silenciosas que no presenta una incidencia tan elevada como el de pulmón o de mama, pero que, sin embargo, está ahí y debemos conocer.
Según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), el cáncer de ano representa el 1,9% del total de tumores relacionados con el tubo digestivo.
A pesar de no ser una cifra muy elevada, hemos de saber que esta enfermedad ha aumentado en los últimos años debido a diferentes factores de riesgo como:
El tabaco
La mayor esperanza de vida de la población
La infección por el virus del papiloma humano (VPH)
Afecta en mayor grado a los hombres, pero a partir de los 50 años también es frecuente en el género femenino.
El mayor problema del cáncer de ano es que muchas veces avanza sin dar una sintomatología evidente.
Es más, en ocasiones, las personas que padecen hemorroides suelen asociar el sangrado y la aparición de bultos a este problema y no le dan la importancia que requiere.
Puesto que la información es siempre una herramienta valiosa, veamos ahora cuáles son los principales características asociadas a esta enfermedad.
El cáncer de ano, la enfermedad silenciosa
En ocasiones, no solemos prestar mucha atención a determinados procesos de nuestro organismo.
Vamos al baño y no nos fijamos demasiado en si nuestras heces son normales o si existe algún trazo de sangre o algún elemento poco usual en nuestro cuerpo.
El ano no es solo esa parte por donde expulsamos la materia fecal. Es importante tener en cuenta que forma parte de nuestro intestino, en concreto del intestino grueso.
Sus músculos, en forma de anillos, albergan múltiples células que, por muy distintas razones, pueden alterar su genética para producir células anormales y cancerígenas.
Existen factores de riesgo que podemos controlar, no hay duda, pero en materia de cáncer, como ya sabemos, no todo depende de nuestro estilo de vida.
Hay factores que se nos escapan y que, por las razones que sean, acaban conformando esta enfermedad de la que debemos conocer los síntomas.
Este es el principal indicador que debemos tener en cuenta. Ahora bien, percibir que sangramos de vez en cuando puede deberse a otras causas que siempre debemos conocer.
En ocasiones, son las hemorroides, una simple infección o cualquier otra enfermedad que los especialistas determinarán.
Es importante, por tanto, consultar con nuestro médico este problema en cuanto lo percibamos.
2. Sensación de “llenura”
La mayoría de pacientes que han desarrollado un cáncer de ano tienen una sensación de llenura en la zona del recto. Es como si existiera una masa que les molesta o que les hace sentir cierta picazón.
En ocasiones, estas masas impiden el correcto tránsito intestinal de forma que la persona puede perder incluso el control de sus músculos anales.
Al principio es algo leve y casi inapreciable. De hecho, lo más común es esperar hasta 6 meses para consultar con un especialista, momento en que la sintomatología ya es más evidente.
3. Aparición de “verrugas”
El cáncer de ano suele cursar muchas veces con la aparición de verrugas en la región anal. Pueden hallarse en el interior del propio intestino o en el exterior, causando molestias.
Muchos pacientes los suelen confundir con simples forúnculos, pero es importante hacer un seguimiento de ellos.
No hay que tener miedo o pudor a la hora de consultar este problema con nuestro médico. Nos quedaremos más tranquilos.
4. Cambios en tu tránsito intestinal
Todos sufrimos pequeños cambios en nuestro tránsito intestinal de vez en cuando. Pasamos por épocas de estreñimiento, de diarreas… Es algo normal.
Lo que no es habitual es experimentar ciertas pérdidas al no poder controlar una adecuada retención o al notar que nuestros músculos intestinales fallan.
Cuando los tumores ya están más avanzados se producen este tipo de alteraciones en las que el paciente experimenta la aparición de flujo en la zona del ano.
5. Picazón
La parte baja de nuestro cuerpo se percibe de otro modo. Sentimos cansancio en el área lumbar, cierta presión abdominal y, sobre todo, picazón en la zona del recto.
Es común asociarlo con las hemorroides. De ahí, que muchas personas recurran a las clásicas cremas o tratamientos para aliviar esa molestia íntima que no solemos compartir con nadie.
Sin embargo, incidimos una vez más en la necesidad de consultar con nuestros médicos cualquiera de estos síntomas.
Si logramos un diagnóstico temprano la probabilidad de éxito en el posterior tratamiento es muy elevada.
Una pequeña parte de los casos suelen tener su diagnóstico en la etapa más avanzada y cuando el tumor ha alcanzado a los ganglios linfáticos. En este caso los tratamientos suelen ser más agresivos.
No obstante, en la actualidad contamos con más avances y nuevas técnicas que, sin duda, darán una adecuada respuesta.
Fuente: Mejor con salud