La disfunción eréctil o lo que muchas personas llaman ''impotencia'', en términos médicos es la imposibilidad que sufren algunos hombres para lograr o mantener una erección.
Este problema es más común de lo que crees, ya que afecta a aproximadamente el 20% de los hombres (1 de cada 5).
Las causas pueden ser múltiples y es más frecuente su aparición después de los 40 años. Esta condición no solo compromete la vida sexual del hombre y su pareja sino que también puede dañar su autoestima. Esto se debe a que el género masculino considera a la sexualidad como uno de los aspectos más importantes de su identidad sexual.
Es por eso que desde hace ya varios años, las diferentes industrias farmacéuticas trabajan para encontrar soluciones efectivas a esta condición.
En este proceso, el invento del Viagra marcó un antes y un después. De todas maneras, hay otras alternativas a este problema que tal vez deberías conocer...
Además del Viagra, existen otras medicaciones que pueden consumirse por vía oral tales como el Cialis y el Levitra, cuyo objetivo principal también es luchar contra la disfunción eréctil.
El efecto que tienen estas sustancias es relajar los músculos del pene a través de un proceso que aumenta el flujo de sangre y permite que el hombre pueda tener una erección.
Según el editor en jefe de The Journal of Sexual Medicine, Irwin Goldstein, la efectividad de estos remedios es de aproximadamente un 70% y se las considera muy seguras a pesar de que puedan presentar algunos efectos secundarios tales como: dolores de cabeza, congestión e indigestión, que suelen ser muy leves.
Se recomienda no consumir remedios para el dolor de pecho o drogas recreacionales mientras se realiza el tratamiento con estas medicaciones porque pueden bajar la presión a un nivel extremo.
Si las píldoras no funcionan es posible que tu médico te recete inyecciones directas en el pene con una pequeña aguja o mediante la inserción de un supositorio en la uretra.
La sustancia que se inyecta es una versión sintética de la hormona incluida en las píldoras.
Para probar este método, tu médico te brindará toda la información necesaria e incluso te enseñará a hacerlo por ti mismo.
Si le temes a las agujas otra alternativa es un supositorio llamado ''MUSE'' que contiene en sí mismo la misma sustancia, pero no es tan efectivo como las inyecciones.
Esto se debe a que la inyección es una entrega directa de la medicación al pene mientras que el supositorio se inserta en la uretra y cuando es absorbido pierde parte de su fuerza.
Un problema del que muchos hombres se quejan es que tanto las inyecciones como el supositorio, les quitan espontaneidad al acto sexual porque los obliga a estar pendientes de administrar esta medicación antes de hacerlo.
La actividad de ''bombear'' el pene puede ser hasta sujeto de burla, pero de hecho puede ser un método muy efectivo.
El objetivo de estos bombeos es incrementar el flujo de la sangre en el pene para facilitar el proceso de erección.
Aros constrictores
A pesar de que estos aparatos no facilitan la erección, sí pueden ayudar a prolongarla una vez que se alcanza, ya que su función es disminuir la velocidad en que la sangre se va del pene.
De todos modos, es importante tener en cuenta que los aros no pueden usarse por más de 30 minutos para no cortar la circulación en el área genital.
Puede sonar poco natural, pero la colocación de implantes es una técnica cada vez más usada.
Existen dos tipos de implantes: por un lado los ''implantes de hinchazón'' con forma de cilindros que son implantados en los cuerpos cavernosos del pene y son ''hinchados'' a través de una bomba hidráulica implantada en el escroto.
Por otro lado, están los ''implantes maleables'' que son semirígidos y hechos a partir de varillas flexibles que se implantan en el pene y pueden manejarse de forma manual para controlar la posición del pene.
Cirugía vascular
La cirugía suele ser el último recurso al que acuden algunos hombres, ya que los resultados positivos en operaciones es de un 1%.
Como ves, la disfunción eréctil afecta a una cantidad considerable de hombres en todo el mundo y es por eso que la medicina ha trabajado durante años para desarrollar nuevos y mejores métodos de aliviarla.
Pero recuerda que por más certeza que tengas, no es recomendable el autodiagnóstico (en ningún caso), sino que es necesario consultar con un médico especialista para que estudie tu caso en particular e indique los pasos a seguir.
No pierdas de vista que cada organismo tiene antecedentes e historias sexuales diferentes que pueden incidir en las medidas a tomar.