La lechuga tiene muy pocas calorías y casi siempre se come cruda, en ensaladas, en hamburguesas, en wraps, en tacos y en muchas otras preparaciones.
Es perfecta para comer sin culpas por su bajo aporte calórico, pero esto no es todo: además de estar compuesta de 90% de agua, es rica en antioxidantes, vitaminas A, C, E, B1, B2, B3 y B9.
En minerales no se queda corta; contiene fósforo, hierro, calcio, potasio y aminoácidos.
Entre sus muchas propiedades destaca por retrasar el envejecimiento celular, es especial si se comen las hojas más verdes; mejora la circulación, previene las enfermedades cardiovasculares, la aparición de coágulos y el infarto al miocardio.
Además, combate la retención de líquidos debido a su bajo contenido de sodio y su alto aporte en agua; disminuye el colesterol en la sangre al consumirla tres o cuatro veces a la semana.
La lechuga además combate el insomnio ya que calma el sistema nervioso; mejora el dolor premenstrual y reduce los calambres si se bebe en infusiones.
Ayuda a bajar de peso por su efecto laxante y diurético, lo que la convierte en un alimento ideal para las dietas.
Fuente: Veo Verde