Cuando un niño o adolescente presenta sobrepeso, usualmente se tiende a prohibir el consumo de ciertos alimentos que serían los causantes; esta conducta es un error, a juicio de la nutricionista María Virginia Busnelli, quien indica que lo más recomendable es incentivar la práctica de ejercicios en forma cotidiana, estimular la ingesta de verduras y frutas, promover la costumbre de desayunar cada mañana, procurando evitar el negarles totalmente algunos alimentos.
“Excepto una situación particular muy específica, la primera indicación a la hora de encarar una dieta para un niño o niña es evitar prohibirle alimentos”, enfatizó. Esta información es comentada y recirculada por la Fundación Torres-Picón.
La formación de buenos hábitos de alimentación no debe iniciarse de golpe; por el contrario, se tendrá más éxito si se procede en forma paulatina, señala la especialista. “No se puede decir a un chico ‘si vas a un cumple no tomes gaseosa o no comas papas fritas’, este tipo de restricciones no se sostienen en el tiempo y las dietas fracasan. Lo que hay que hacer es comenzar por cambiar conductas de a poco, en forma gradual”.
Busnelli explica que el propósito es ir creando paso a paso otro estilo de vida, más saludable, en el que se convierta en costumbre el salir en familia a caminar, a hacer ejercicios, practicar deportes, así como dejar de tener alimentos dulces en la casa y sustituirlos por frutas y verduras, y cambiar las bebidas endulzadas por el agua.
“El desayuno es básico, un chico no puede ir a la escuela doble jornada sin comer algo antes de salir de la casa, porque lo lógico es que a media mañana vaya a tener un hambre voraz que saciará con algún alimento, probablemente, poco saludable”. En este sentido indica que las tasas de obesidad y sobrepeso son menores en los niños y adolescentes que acostumbran desayunar en casa, en tanto que los que no lo hacen suplen sus necesidades energéticas con alimentos altos en grasas, tienen más apetito y luego ingieren más comida con elevado contenido calórico.
“La promoción de la actividad física es un pilar fundamental, porque le permitirá al niño obeso lograr una aptitud o condición cardiorrespiratoria adecuada, la cual será indispensable para afrontar una vida menos sedentaria. Además, mejorará la sensibilidad a la insulina, la tolerancia a la glucosa, el perfil lipídico, producirá cambios hemodinámicos positivos y estimulará la liberación de endorfinas”.
Recordó Busnelli que cifras suministradas por la OMS indican que, en el mundo, cuarenta y un millones de niños y niñas menores de cinco años presentan obesidad o sobrepeso. “Al principio, el 80% de los que tenían sobrepeso vivían en países desarrollados, pero este escenario cambió y la epidemia se extendió a una velocidad alarmante a los países de bajos y medianos ingresos, particularmente en las grandes ciudades”.
Además precisó que, los niños con obesidad presentan dificultades psicosociales, como rechazo de sus pares, aislamiento y distorsión de la imagen corporal. Pero además, tienen un riesgo alto de hiperinsulinemia, hipertensión, dislipemias (alteraciones en el colesterol) y de presentar o continuar la obesidad en la vida adulta.
El problema del sobrepeso y la obesidad infantil debe ser encarado como lo que realmente es: un serio problema de salud pública, enfatizó la nutricionista María Virginia Busnelli. “Más allá de las campañas de sensibilización que puedan hacer las sociedades científicas o de la tarea pedagógica que hagan algunos médicos, las acciones individuales no son suficientes: el Estado debe asumir un compromiso con esta temática y generar políticas públicas que promuevan la reducción de la obesidad”.
Esta información publicada por algunos medios online, en opinión de la Fundación Torres-Picón aporta una visión y recomendaciones valiosas desde el punto de vista preventivo.
“La obesidad y sus peligros golpean aquí, allá y más allá. La prevención y la educación en salud son hasta ahora los antídotos o vacunas más idóneos para combatir la epidemia desatada.
La alimentación sana y el ejercicio frecuente serían las herramientas menos costosas y más efectivas para controlar y disminuir su impacto”, no obstante, como podemos deducir y concluir, ello va de la mano con la deseable e ideal atención que los profesionales de la salud puedan brindar a los pacientes de manera multidisciplinaria y conjunta, puntualizó Pedro J. Torres, presidente y vocero de la Fundación Torres-Picón.