Déficit de la hormona del crecimiento
Aunque la palabra crecimiento se suele asociar con los niños, la hormona de crecimiento es necesaria durante toda la vida, y una deficiencia de la misma ocasiona problemas también a los adultos.
La hormona del crecimiento (GH) es secretada por la hipófisis (o glándula pituitaria) en el cerebro, y posteriormente se libera en el torrente sanguíneo y estimula la producción del factor de crecimiento insulinoide (IGF-I) en el hígado, que también interviene en el proceso de crecimiento.
La hormona del crecimiento (GH) se ve afectada principalmente por la presencia de tumores hipofisiarios, que requieren cirugía o radioterapia, o cuando existe algún fallo en el funcionamiento de la hipófisis o del hipotálamo.
La deficiencia de GH en el adulto es un importante síndrome clínico, asociado con un incremento en la morbilidad y en la mortalidad. Desde 1960 se ha utilizado el tratamiento de reemplazo con GH en niños con deficiencia de esta hormona, pero hasta mucho más tarde no se comenzó a administrar este tratamiento a adultos con DGH en países europeos, Estados Unidos y Nueva Zelanda.
La hormona del crecimiento interviene, directa o indirectamente, en la formación y desarrollo de órganos y tejidos del cuerpo, y su deficiencia tiene como resultado un desequilibrio que se traduce en diversas anomalías.
Por ejemplo, la distribución de la grasa corporal no es homogénea y se fija con mayor facilidad en el abdomen.
También aumenta el nivel de colesterol en la sangre debido a la acumulación de grasa, los huesos se debilitan, y la masa muscular disminuye, entre otros efectos adversos.
Causas del déficit de la hormona de crecimiento
Las principales causas de DGH son los tumores pituitarios y parapituitarios, causas genéticas (síndrome de Laron), tratamientos con radioterapia o quimioterapia, daño cerebral de tipo traumático, infarto pituitario, infiltración pituitaria, e infecciones como tuberculosis y sarcoidosis.
Sin embargo, en muchos casos la causa es idiopática, es decir, no se puede demostrar una lesión orgánica durante la vida del paciente, y se desconoce el origen de la afección, sugiriéndose entonces que es de naturaleza autoinmune.