Si bien pueden parecer limpias a simple vista, lo ideal es hacerlo cada... Lo entendemos: lavar una toalla es una fiaca y a simple vista parecen estar limpias.
Sin embargo, lo adecuado es reemplazarlas cada tres usos.
Estamos seguros que no lo haces tan seguido, de hecho no conocemos a nadie que lo haga...
Pero según el microbiólogo estadounidense Philip Tierno, de la Universidad de Nueva York, ese es el criterio si la toalla queda completamente seca luego de cada uso. Si queda húmeda, hay que hacerlo incluso más seguido.
La razón de tanta frecuencia es que el cuerpo está permanentemente cubierto de bacterias y gérmenes que pasan de inmediato a la toalla.
A eso se suman células de piel muerta, saliva y restos de orina... sí, ¡restos de orina!
Además, el baño es un lugar que favorece la aparición de hongos y bacterias.
Y las toallas son el caldo de cultivo ideal para los microorganismos, ya que ofrecen calor, humedad, oxígeno, y restos de piel de los que las bacterias pueden alimentarse.
Fuente: Rumbos Digital