Tal vez practiques ejercicio físico para verte bien, para bajar de peso o porque es bueno para cuidar el corazón.
Pero, ¿alguna vez pensaste que podría ayudarte a recordar mejor? Ya sea al estudiar para un examen o al memorizar datos para una presentación de trabajo, descubre cómo ponerte en movimiento podría ser de gran ayuda.
Caminar para recordar
El ejercicio cambiaría la forma en que el cerebro protege la memoria y las habilidades relacionadas con el pensamiento, se indica desde el sitio de la Universidad de Harvard. La actividad física realizada de forma regular, agrandaría el tamaño de la zona del cerebro (el hipocampo) involucrada en el aprendizaje y la memoria verbal, según un estudio publicado en la revista científica British Journal of Sports Medicine en 2014.
Sin embargo, no cualquier tipo de actividad sería útil para obtener ese beneficio. El ejercicio aeróbico (el que hace que transpiremos y que el corazón lata más rápido) sería el ideal para mejorar la memoria. El entrenamiento de resistencia, así como los ejercicios de equilibrio y de tonificación muscular no serían igual de efectivos.
Después de estudiar
Ese no es el único hallazgo con respecto a la memoria y el ejercicio físico. Ponerse en movimiento en el momento indicado podría mejorar la memoria a largo plazo, según un estudio publicado en la revista científica Current Biology en junio de este año. Al parecer, para retener datos importantes, lo ideal sería ejercitar cuatro horas después de haber aprendido o estudiado la información que se quiere memorizar. En cambio, el ejercicio realizado de forma inmediata luego de estudiar no otorgaría ese beneficio.
¡Ponlo en práctica!
En general, se recomienda realizar media hora de actividad física moderada en la mayoría de los días de la semana, o 150 minutos por semana, se indica desde la Universidad de Harvard. Si no crees poder lograrlo, comienza con unos pocos minutos al día y ve aumentando paulatinamente (de a cinco o 10 minutos por semana) hasta alcanzar tu meta.
Caminar es una buena opción, pero también puedes nadar, subir escaleras, jugar al tenis o tomar clases de baile, por ejemplo. Además, ciertas actividades domésticas pueden contar como ejercicio físico, siempre y cuando te hagan transpirar un poco y te aceleren el corazón. Juntar las hojas del jardín o fregar el piso podrían generar ese efecto.
Si tienes dudas y antes de realizar cambios en tu estilo de vida o rutina de ejercicios, consulta con tu médico de confianza.
Y tú, ¿tienes alguna técnica para mejorar tu memoria?