¿Echas limón a la herida?

 Qué debes hacer y qué no debes hacer.

Lavar las heridas con jabón, dejarlas descubiertas “para que se sequen” o arrancarse las costras son errores comunes que retrasan el proceso de cicatrización, aumentan el riesgo de infección y podrían dejar marcas en la piel, señala Adán Fuentes, dermatólogo del Hospital Español.

Si te caíste y te hiciste un raspón, lo más probable es que solamente se haya desprendido una parte de la epidermis (lo que se denomina escoriación) pero antes de aplicar primeros auxilios, debes evaluar la severidad de la herida.

Si se ve el hueso, si el sangrado es excesivo o si el área lastimada es muy amplia, necesitas atención médica.

En caso de que se trate de una herida superficial, lo primero que debes hacer es colocar la zona lastimada bajo el chorro del agua fría.

“El manejo inmediato es lavar solo con agua. El jabón provoca mucho ardor y no es necesario, solo dejas correr el agua sobre la herida y la secas con una gasa haciendo un ligera presión sin tallar.

“Tiene que ser con gasa porque si usas otra cosa como algodón o papel se puede pegar, y si no lo despegas bien eso interfiere con la cicatrización”, apunta.

En el botiquín solemos tener alcohol, merthiolate, antisépticos con yodo, violeta de genciana o agua oxigenada a los que recurrimos cuando tenemos una herida; sin embargo, el dermatólogo recomienda evitar todo esto y mejor aplicar una pomada de sulfadiazina de plata.

“Funciona como antiséptico, es decir, impide la presencia de bacterias para prevenir infección, pero además ayuda a mantener húmeda la herida.

“Algo importante es tapar la herida. Eso va en contra de la creencia tan arraigada de dejar que la herida se seque, que le dé el aire; hoy el manejo adecuado de la herida es mantenerla húmeda, por eso se pone una gasa y se cubre en su totalidad con cinta microporosa”, explica.

El objetivo de mantener húmeda la herida es evitar, en la medida de lo posible, la formación de costras, que no son más que restos de sangre seca, que elevan el riesgo de infección y aumentan el tiempo de cicatrización casi al doble.

Los primeros días debes lavar y hacer la curación (aplicar la pomada y cubrir con la gasa) una vez al día y cuando se forme la costra y la herida ya no produzca secreción, debes cambiar la pomada por petrolato, que sirve como emoliente y lubricante hasta que las costras se desprendan solas.

“Obviamente no hay que arrancar las costras porque se vuelve a hacer una herida, el proceso de cicatrización inicia nuevamente desde el principio y es más probable que queden marcas”, subraya Fuentes.

Una vez que las costras se caen, la piel queda con un tono rosado que tarda alrededor de seis semanas en igualarse al tono de la piel que circunda la herida.

“La posibilidad de que quede cicatriz depende de si le damos un manejo adecuado a la herida y de la profundidad que ésta tenga, pero en general, si aplicamos el petrolato dos o tres veces al día para mantener la piel lubricada y nos protegemos del sol, la piel recupera su tono normal, aunque es un proceso que lleva tiempo”, advierte el dermatólogo.

Paso a paso
1. Lava solo con agua y sin restregar.
2. Aplica pomada de sulfadiazina de plata y cubre la herida con una gasa.
3. Repite la curación una vez al día hasta que la herida ya no genere secreción.
4. Una vez que se forme la costra, aplica petrolato después del baño y sigue cubriendo la herida hasta que la costra se caiga.
5. Aplica petrolato dos o tres veces al día para mantener humectada la piel dañada y evita que le dé el sol.
Cuidado:
→Si hay enrojecimiento excesivo en el contorno de la herida, el dolor aumenta o hay exceso de secreción, la herida puede estar infectada y es necesario que acudas al médico.
→A veces en la farmacia recomiendan pomadas con neomicina o nitrofurazona, pero no se aconsejan porque pueden causar irritación y alergias.

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