Decir mal las palabras podría despertar risa en familiares y amigos, pero luego, el asunto continua y progresivamente se pierde el habla más y más. Algunos pacientes terminan convirtiéndose en mudos debido a la apraxia primaria y progresiva del habla, trastorno que se relaciona con una enfermedad neurológica degenerativa.
Esto puede empezar con una simple palabra que no se puede pronunciar… la lengua y los labios dan traspiés y lo que sale es un galimatías.
Decir mal las palabras podría despertar risa en familiares y amigos, pero luego, el asunto continua y progresivamente se pierde el habla más y más. Algunos pacientes terminan convirtiéndose en mudos debido a la apraxia primaria y progresiva del habla, trastorno que se relaciona con una enfermedad neurológica degenerativa.
Dos investigadores de Mayo Clinic han invertido más de una década en descubrir indicios de la apraxia del habla. Se trata del neurólogo Dr. Keith Josephs y del patólogo del lenguaje Dr. Joseph R. Duffy, quienes presentaron el trabajo titulado “Las palabras me salen mal: cuando el pensamiento y el lenguaje se desconectan del habla”, el pasado domingo 14 de febrero en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Washington, D.C.
Los pacientes mismos e incluso muchos profesionales de la salud no reconocen la apraxia del habla y por ello, normalmente el tratamiento se busca cuando la enfermedad ya está en etapas avanzadas, explica el Dr. Josephs. A medida que avanza la apraxia, a menudo se la diagnostica mal como enfermedad de Alzheimer o como esclerosis lateral amiotrófica. Un paciente recibió inyecciones de Botox en las cuerdas vocales, administradas por un médico que creyó que el problema era de espasmos musculares de la laringe. A la apraxia del habla se la ha diagnosticado hasta de enfermedad mental.
“Debido a que primero se presenta como un problema ‘solo’ del habla, a algunas personas se les dice que ‘es algo que está en su cabeza’. Lo hemos visto y es muy triste”, anota el Dr. Josephs.
Cuando la causa es un accidente cerebrovascular, la apraxia del habla normalmente no empeora y hasta puede mejorar con el tiempo. Sin embargo, a la apraxia del habla generalmente no se la reconoce como una afección distinta y capaz de desarrollarse en un trastorno neurológico que genera problemas que empeoran a medida que transcurre el tiempo con el movimiento de los ojos, el uso de las extremidades, la marcha y las caídas.
“Deseo que la moraleja no sea que ésta es una afección benigna, sino que se trata de una enfermedad asoladora, que en cierto sentido es peor que la enfermedad de Alzheimer que no suele afectar ni el equilibrio ni la marcha sino hasta un estado más avanzado”, advierte el Dr. Josephs. “Esta enfermedad puede empezar con algo tan simple como la imposibilidad de pronunciar algunas palabras y seis años después, requerir pañales, no poder hablar ni caminar y babear”, añade el doctor.
La ventaja de diagnosticar pronto y correctamente la enfermedad es la posibilidad de administrar la terapia adecuada a la persona. “Sería bueno que la gente reconociera los cambios en el habla que pueden ser las primeras señales de esta enfermedad neurológica. Por ello, una parte importante del tratamiento es informar acerca de la afección”, añade el Dr. Duffy.
Si bien la terapia del lenguaje no revierte ni detiene el avance de la apraxia, permite desarrollar compensaciones para pronunciar mejor los sonidos. Las personas con apraxia del habla también pueden usar computadores o textos como medio de comunicación alterno.
A menudo no se reconoce ni la valía ni la complejidad del habla. “El habla es lo que nos conecta con el mundo”, asegura el Dr. Duffy.
El habla es un logro complejo del cerebro y del cuerpo, apostillan estos científicos. Primero, es necesario seleccionar las palabras adecuadas para luego organizarlas en un mensaje coherente que activa 100 músculos entre los pulmones y los labios, a fin de producir al menos 14 sonidos distintos por segundo, los cuales la persona que escucha puede entender. Cuando existe un problema en la programación del habla, o sea en la dirección de los músculos y de las estructuras que deben moverse, eso se conoce como apraxia.
Las personas con apraxia del habla o con seres queridos afectados por ella posiblemente observen lo siguiente:
Velocidad lenta para hablar.
Errores inconstantes, tales como decir una palabra o un sonido correctamente a veces y no hacerlo en otras.
Alteración del ritmo del habla.
Titubeos con la boca para emitir sonidos.
Mejor habla automática, tal como para saludar, comparado frente a hablar con un propósito.
La apraxia del habla difiere de la afasia, que es un trastorno del lenguaje que interfiere con la capacidad del paciente de entender o usar palabras. Un paciente puede sufrir de ataxia del habla y de afasia.
A pesar de que todavía no se ha determinado la causa de la apraxia primaria y progresiva del habla, se descubrió una acumulación anómala de la proteína tau —que también es un factor contribuyente en la enfermedad de Alzheimer— dentro del cerebro de quienes murieron con apraxia del habla.
Mayo Clinic recibió subsidios de los Institutos Nacionales de Salud, en los cuales el Dr. Josephs es el investigador principal, para enfocarse en la apraxia del habla dentro del contexto de los trastornos neurodegenerativos de la cognición y de la función motora.
Los doctores Josephs y Duffy, así como sus colegas en investigación han publicado artículos sobre sus descubrimientos en Brain, en la Revista Americana de la Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias, en Neurología y en la Revista de Neurología.