Con los ritmos de trabajo cada vez más acelerados y las jornadas más extensas, muchas personas aseguran que hacer horas extras o no tomarse los días de descanso correspondientes, los trasforma en “personas modelos”. Sin embargo, este deseo por controlar (o la sensación de que no funcionan las cosas de igual manera si ellos se ausentan), viene acompañado de una inseguridad propia por delegar algunas de las actividades.
Asimismo, la falta de descanso de las rutinas laborales afecta también el rendimiento profesional.
Veamos 4 buenas razones por las que es necesario tomarse vacaciones con frecuencia.
Tal vez creas que esto es imposible… Pero hazlo al menos por un fin de semana. Vete a un lugar relajado y “desconéctate” del mundo.
Algo que suele dar muy buenos resultados es olvidarse los teléfonos, tablets o todo tipo de aparato electrónico con el objetivo de ni siquiera revisar el mail.
Verás que al principio te sentirás como “perdido” pero luego lograrás enfocarte en aquellas cosas importantes: un buen libro, un rato en familia o con amigos. O simplemente perderse con la mirada en una puesta de sol.
Según una investigación que publicó la revista The New York Times, no tomarse vacaciones eleva hasta un 21% el riesgo de morir y un 32% de contraer un ataque cardíaco.
Además tomarse vacaciones disminuye las probabilidades de padecer depresión, agotamiento y estrés.
Muchas personas no se dan cuenta lo malo que es no descansar. La mente necesita relajarse.
Ya sea que tengas rutinas extenuantes de trabajo o estudies incansablemente, es necesario que descanses al menos una vez a la semana. Tu mente te lo agradecerá y potenciarás tus capacidades de concentración al regresar a la rutina.
Te sentirás más satisfecho con tu empleo
Ciertamente el hombre es un animal de costumbres. Por más que salgas unos días de vacaciones, luego al regresar mirarás con “buenos ojos” el trabajo y la rutina que, días antes, podrías haber detestado.
Así que ¡Ya sabes! Aprovecha fines de semana largos, días festivos, cumpleaños o eventos donde puedas tomarte unas “mini-vacaciones”. Tu cuerpo, tu mente y tu entorno familiar (o afectivo) te lo agradecerán…