Cambios genéticos en las aves pueden dar pistas sobre enfermedades humanas

Sídney (Australia).- Un descubrimiento realizado por científicos australianos tras estudiar una mutación genética en aves del país podrían ayudar a tratar las enfermedades mitocondriales en las personas, informaron hoy fuentes académicas.

La mutación de las mitocondrias en los estorninos de una zona de Australia Occidental contribuyó a que su población casi se triplicara en cinco años, según investigadores de la Universidad Deakin y la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, siglas en inglés).

La mutación de las mitocondrias, que son las estructuras que proveen la mayor parte de energía necesaria para la actividad celular, impulsó la rápida reproducción de estas aves consideradas una plaga invasora en Australia, según un comunicado de la UNSW.

Este hallazgo “tiene importantes implicaciones en las enfermedades mitocondriales humanas porque ayuda a comprender cómo las mutaciones del ADN mitocondrial afecta a individuos y poblaciones”, afirmó Lee Rollins, autor principal del estudio, publicado en la revista científica Molecular Biology and Evolution.

El académico agregó que el descubrimiento provee, además, de “potenciales herramientas para explicar cómo las diferentes variantes genéticas pueden afectar a la salud”.

Las mitocondrias son esenciales para el sostenimiento de la vida y tienen sus propios genes, que generalmente se heredan de la madre, aunque algunas veces pueden darse mutaciones que provoquen que un individuo o animal tenga dos diferentes versiones de mitocondria en cada célula.

“Esto es sorprendentemente común y se asocia con muchas enfermedades hereditarias humanas. Pero sabemos muy poco sobre cómo las diferentes variantes genéticas compiten dentro de los individuos”, agregó el experto australiano.

Para efectos del estudio, los científicos analizaron el ADN de 279 estorninos que habitan en el sureste del país e identificaron que estas aves tienen una secuencia del genoma mitocondrial Haplotipo H, la cual no está presente en otros ejemplares del país.

Bill Sherwin, de la UNSW, explicó que la mutación se expandió rápidamente a través de la población de los estorninos de esa zona, en donde la proporción de ejemplares de esa especie con el Haplotipo H se incrementó del 17 al 47 por ciento en los cinco años que duró el estudio.

“Las especies invasoras generalmente se enfrentan a ambientes con nuevos retos y las nuevas mutaciones les ayudan a resolver esos problemas. Nuestro estudio es uno de los primeros en rastrear estos rápidos cambios a nivel molecular”, subrayó Sherwin.

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