Los cánceres de la sangre han sido el banco de pruebas de las terapias más innovadoras y han ido por delante de la investigación de otros tumores más prevalentes como los de mama o pulmón.
La facilidad de acceso a la enfermedad, a través del análisis de la muestra de sangre o médula, permite ir desvelando sus secretos biológicos y encontrar dianas terapéuticas para atacar a los distintos tipos de leucemia, linfoma o mieloma.
Y de esto ha quedado constancia, una vez más, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés) que finaliza en Orlando y donde se ha visto cómo el desarrollo de anticuerpos monoclonales e inhibidores es imparable.
Las compañías farmacéuticas apuestan decididamente por estos anticuerpos e inhibidores, algunos ya con recorrido (como el rituximab), recién aprobados (obinutuzumab o daratumumab) o en desarrollo (midostaurina o venetoclax) que potencian la destrucción de las células cancerosas activando otras células inmunitarias o induciendo la muerte celular, intentando no afectar a las células sanas.
"Nos acercamos poco a poco al tratamiento no quimioterápico, ese es el futuro, a seleccionar a los pacientes y dar un tratamiento más eficaz pero menos tóxico", explicó Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología del Vall d'Hebrón de Barcelona.
Pero todavía queda recorrido y ahora la tendencia es combinar estos fármacos con quimioterapia "para atacar diferentes frentes del tumor,y nada que ver con lo que pasaba hace tan solo cuatro años cuando hablábamos solo de quimioterapia", afirmó el hematólogo.
Linfomas (cáncer que afecta a los linfocitos o células del sistema inmune) y leucemias (cuando la médula ósea produce células anormales que se replican y no mueren, desplazando a las normales) van parejos en los avances en los tratamientos.
En la cita de Orlando se ha presentado un inhibidor, midostaurina, como una esperanza contra la leucemia mieloide aguda, la más grave, después de una década sin nuevos fármacos, o el obinutuzumab, que contribuye en la leucemia linfática crónica a eliminar gran parte de las células cancerosas.
En leucemia linfática aguda en niños se han producido avances en consolidación de técnicas inmunoterápicas, como resaltó el jefe del Servicio de Hematología del Hospital de Sant Pau de Barcelona, Jorge Sierra.
Pero el verdadero protagonista ha sido el mieloma (un tipo de cáncer de médula ósea producido por un degeneración del ADN de las células plasmáticas) que ha pasado prácticamente de no tener tratamiento a contar con tres medicamentos innovadores aprobados en el último mes.
Fármacos que junto a nuevos biomarcadores de diagnóstico y respuesta terapéutica están revolucionando el tratamiento del mieloma. "Esto nos hace concebir muchas esperanzas" ante un cáncer prácticamente incurable, aseguró el presidente de la Sociedad Internacional de Mieloma, el español Jesús San Miguel.
El mieloma, precisamente, también ha sido objeto de estudio en terápia génica, una técnica todavía experimental que sustituye un gen defectuoso, y que ha dado resultados esperanzadores en un estudio en el que logró la remisión de la enfermedad en un paciente.
Pero no solo se ha hablado en Orlando de neoplasias hematológicas, también la hemofilia o los anticoagulantes orales se han analizado en este congreso mundial.
Así, los pacientes con hemofilia A grave que desarrollan un inhibidor que rechaza el tratamiento contra la hemorragia es el grupo al que va destinada una terapia experimental profiláctica con un anticuerpo monoclonal bioespecífico que favorece la coagulación.
"Convertimos un paciente grave en moderado y controlamos la hemorragia, en un tipo de paciente con muy pocas opciones de tratamiento. Además, la administración será subcutánea y semanal y no intravenosa varias veces a la semana, por lo que se gana tiempo y eficacia", indicó el jefe de Hematología del Hospital de la Paz de Madrid, Víctor Jiménez Yuste.
En anticoagulantes orales, que sustituyan al tradicional Sintrom, los pasos se dirigen a encontrar nuevos neutralizadores que actúen como antídotos y a determinar subgrupos de pacientes para perfilar la eficacia de estos fármacos.