¿Alguna vez has estado cocinando u horneando y te diste cuenta de que los huevos estaban fuera de la “fecha límite de venta”? O tal vez los huevos están en un recipiente sin fecha de caducidad y no estás seguro de cuándo debes botarlos a la basura. Por suerte, un huevo podrido es fácil de identificar.
Este artículo te enseñará cómo averiguar si los huevos son buenos o malos, además de algunos trucos para determinar su frescura.
Método 1 de 3: Prueba la frescura del huevo
1 Coloca el huevo en cuestión en un tazón o en un vaso grande de agua fría y observa si flota. Hay una pequeña bolsa de aire en el interior de los huevos y con el tiempo cada vez más aire pasa a través de sus cáscaras porosas. A medida que más aire entra al huevo, la bolsa de aire se hace más grande, provocando que el huevo flote más.
2 Sostén el huevo cerca de tu oreja y agítalo, prestando atención a un sonido de chapoteo. A medida que el huevo envejece y la humedad y el dióxido de carbono se escapan a través de la cáscara, la yema y la clara comienzan a secarse y encogerse. Además, la bolsa de aire se vuelve más grande.[5] Una bolsa de aire más grande le da al huevo más espacio para moverse dentro de la cáscara y crear un sonido de chapoteo.
3 Rompe el huevo, vierte el contenido en un plato o en un recipiente grande y comprueba la calidad de la yema y la clara. La integridad del huevo disminuirá a medida que envejece, por lo que no se mantendrán unidas. Observa si el huevo parece extenderse en una amplia distancia en el plato o si se mantiene relativamente compacto. Un huevo que se extiende o parece un poco aguado tiene una clara delgada y ha pasado su pico de frescura.[7]
Método 2 de 3: Identifica un huevo podrido
1 Rompe el huevo y nota si huele. Este es el mejor indicador para identificar un huevo podrido. Un huevo podrido tendrá un mal olor penetrante cuando lo abras. El olor sulfuroso será evidente tan pronto como rompas el huevo (y posiblemente antes) y deberás desecharlo.[11]
2 Rompe el huevo, coloca el contenido en un plato pequeño e inspecciona el color. El color de la yema cambiará en función de la dieta de la gallina que lo puso, así que los matices del color amarillo o anaranjado no tienen nada que ver con la frescura. En su lugar, inspecciona la clara de huevo o la albúmina. Si es de color rosa, verde o iridiscente, el huevo ha sido contaminado con la bacteria Pseudomonas aeruginosa y su consumo no es seguro.[13] Si ves manchas negras o verdes en el interior del huevo, ha sido contaminado por hongos y debes desecharlo.[14]
Método 3 de 3: Usa fechas y horas
1 Comprueba la “fecha límite de venta” en el paquete. La fecha límite de venta también puede aparecer como “no vender después de” o “EXP”.[17] Esta fecha es, como máximo, 30 días después de que los huevos fueron empaquetados. Los huevos que se mantienen refrigerados y no se han roto deben estar buenos por lo menos un mes después de su fecha límite de venta.[18]
2 Comprueba la fecha de consumo preferente en el paquete. La fecha de consumo preferente también puede estar etiquetada como “consumir antes de” o “consumir preferentemente antes de”. La etiqueta de fecha de consumo preferente debe estar dentro de los 45 días siguientes a la fecha en que los huevos fueron empaquetados.[20] Trata de usar estos huevos dentro de dos semanas después de la fecha de consumo preferente.[21]
3 Usa el código de 3 dígitos que te dice cuándo se envasaron los huevos. La fecha límite de venta y la fecha de consumo preferente no son obligatorias por la ley federal (algunos estados las requieren y otros las prohíben), pero todos los huevos deben ser etiquetados con la fecha en que fueron empaquetados. Esta fecha por lo general aparece como un código de 3 dígitos con la fecha de calendario juliano. Esto significa que los huevos empaquetados el 1 de enero se etiquetarán como 001, los huevos empaquetados el 15 de octubre se etiquetarán como 288 y los huevos empaquetados 31 de diciembre como 365.[23]
4 Tira a la basura cualquier huevo que haya sido refrigerado y luego expuesto a temperatura ambiente durante 2 horas o más. Una vez que un huevo se haya enfriado en el refrigerador, es importante mantenerlo a la misma temperatura. Un huevo fresco es un ambiente más cálido empieza a sudar, lo cual puede estimular a las bacterias a crecer en el exterior del huevo. Debido a que la cáscara del huevo es porosa, a veces es posible que las bacterias en la cáscara se infiltren y contaminen el huevo.[26]
5 Consulta las normas de empaquetado de tu país para determinar cuánto tiempo debes conservar tus propios huevos. Si tienes gallinas ponedoras y te preguntas cuándo los huevos se podrirán, puedes consultar las normas de tu país. Es un hecho que los huevos estarán buenos por lo menos dos meses, si no es más.