Hay mucha vida tras un diagnóstico y ABC quiere contar todas las historias positivas para ayudar a otras mujeres que acaban de recibir la noticia. Amalia, Susana, Marisa ya han compartido su historia. Redescubrieron el deporte, la Universidad...¿Y tú?
María Regina Guimare: «Espero ahora dos pulmones nuevos que me devolverán a la vida»
«Me detectaron el cáncer de mama cuando estaba tramitando mi posible inclusión en lista de espera para trasplante bipulmonar Me realizaron una mástectoma radical y tratamiento.Hoy tres años y ocho meses después libre de cáncer estoy en lista de espera de esos dos pulmones que me devolverán a la vida»
Sonia Alcover: «Participé en mi primer triatlón y la experiencia me devolvió la confianza»
Padecí un cáncer de mama que me diagnosticaron en 2008, justo depúes de cumplir 50 años. En 2005 participé en mi primer triatlón. En Valencia, modalidad de la mujer. Esta experiencia me devolvió la confianza y espero que contarlo sirva para otras mujeres en el mismo trance.
Susana Estarico: «Mi gran aventura fue seguir con mi vida, recuperar la normalidad como si no estuviera enferma»
Tenía 43 anos y tres hijos adolescentes. Me esforcé porque no me cambiara la vida. Seguí trabajando, vi cómo mis hijos terminaron sus estudios... Y ahora quince anos después he recaído, tengo metástasis pero lo afronto igual, sigo con mi vida, ahora con mis nietos. Creo que esa es la gran aventura, recuperar la normalidad.
Marisa Iglesias: «Empecé una carrera universitaria y me ayudó a superar el trauma de la amputación»
«Mi ancla para superar sin demasiada depresión el cáncer, aparte de mi familia, ha sido (sigue siendo) mi carrera. El día de mi segundo ciclo de quimioterapia fue también el primer día de clase en la Universidad y en la foto que os adjunto me podéis ver ese día en el que también hubo otro estreno: la peluca. Sigo estudiando y este curso he empezado Tercero de Historia. También me incorporé, un año después, a mi puesto de trabajo y aquí sigo. Éstos son los logros que me permitieron, y me permiten, superar el trauma de la amputación. Espero que a alguna de las mujeres que están soportando la presión de haberles detectado esta enfermedad les sirva de ánimo y de apoyo de que se puede salir y que la vida continúa y tiene mucho que ofrecernos todavía».
«Un último comentario acerca de los comentarios que siempre leo: el supuesto cariño de los profesionales que están en este campo. Yo tuve la suerte de encontrarme con unos buenos profesionales que incluso me hicieron replantearme el no pasar por el quirófano para extirpar el mal. Mi cirujano plástico tuvo que convencerme para que reconsiderara mi decisión. Posteriormente, recibí la mayor muestra de “cariño” de uno de esos profesionales que ante la negativa de iniciar el tratamiento de una pastilla diaria durante cinco años (lo que me producía y me sigue produciendo ansiedad en grado sumo), su comentario fue que ya que no quería, tendría que asumir que me moriría antes que el resto. Mi cariño y mi admiración van para la enfermera que hizo las curas tras la operación y para mi cirujano plástico que se dio cuenta perfecta de mi necesidad de apoyo».
Amalia Villar: «Me apunté al gimnasio y dejé de pensar en la enfermedad que ocupaba mis pensamientos las 24 horas»
«Tras superar un cáncer de mama (aún estoy en proceso de reconstrucción) me apunté a clases de spinning. Puede parecer una minucia o una tontería pero en mi caso fue todo un reto. No había hecho ejercicio en mi vida, ni siquiera tenía zapatillas deportivas. Pasé un día por la puerta del gimnasio y me invitaron a probar..... El primer día yo quería salir corriendo de allí a los 10 minutos de empezar pero cuando terminé la clase me di cuenta de que no había pensado en la enfermedad que ocupaba mis pensamientos las 24 horas del día. Me sentí tan bien y tan liberada que decidí seguir, ya llevo un año. Hace poco asistí a un evento de cinco horas seguidas pedaleando. Aquí os dejo una foto de ese día, uno de los mejores de mi vida a lo que en cierta manera tengo que dar gracias al cáncer».