Técnicas para aliviar el dolor de las contracturas

Son una causa frecuente de consulta médica: 3 de cada 10 pacientes se quejan por molestias musculares que generalmente devienen de la mala postura frente a la computadora, el estrés o el mal descanso nocturno, provocando un acortamiento muscular. Te contamos cómo tratarlas.

Su nombre médico es “síndrome de dolor miofascial” y se define como el conjunto de signos y síntomas causados por los puntos gatillo, que se traducen en dolor, debilidad muscular, limitación del movimiento, incoordinación, fatiga muscular, además del retardo en la relajación y en la recuperación de los músculos después de su actividad.

Para identificar este síndrome se toca el músculo doloroso y se detecta una contractura (banda tensa muscular); dentro de ella se palpa en el centro un punto de mayor dolor (el punto gatillo) que habitualmente reproduce la molestia de la persona. Cada músculo tiene un patrón de dolor identificado.

Entre los tratamientos, los anti-inflamatorios y los relajantes musculares representan la primera línea; sin embargo, tienen poca eficacia cuando las contracturas musculares son crónicas. Las terapias manuales como la osteopatía y la reeducación postural global sirven para corregir la postura y, por ende, alivian la contracción muscular mediante elongaciones. Estas terapias son efectivas para este tipo de patologías, mientras que la primera línea de tratamiento lo son para los síndromes miofasciales.

¿Pero qué hacemos cuando la terapia manual no nos termina de ayudar? En la práctica médica diaria utilizamos dos tipos de técnica para “descontracturar” el músculo. Una es la punción con aguja seca, que consiste en el empleo del estímulo mecánico de una aguja como agente físico (aguja similar a la de la acupuntura); y la otra técnica se aplica inyectando de manera local dextrosa (glucosa) en la zona de dolor muscular.

En el momento en que la aguja ingresa al músculo y contacta el punto gatillo, se genera una respuesta denominada “espasmo local”, que produce una contracción instantánea en el músculo para luego devolverle su tamaño normal. El músculo, luego de cualquiera de los dos métodos, recupera la elongación normal y la contractura disminuye.

Es común padecer molestias hasta 24 horas después del procedimiento, ya que el cuerpo debe adaptarse al nuevo estado. Con las inyecciones con dextrosa se utiliza una aguja fina, y se aplica cerca de los nervios que están por debajo de la piel.

Esta glucosa funciona sobre estos nervios disminuyendo el dolor y permitiendo una buena elongación. Este tipo de inyecciones también permite que el paciente mejore más rápido cuando está realizando osteopatía, reeducación postural u otra técnica de terapia manual.

Fuente: Rumbos Digital

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