Se ha determinado científicamente que el desmesurado incremento en las tasas de obesidad registrado en los últimos años, cuyas mayores cifras se registran en la población infantil y juvenil, se debe principalmente a la adopción de hábitos de vida desfavorables, destacándose entre ellos el sedentarismo, ocasionado por una cada vez mayor adicción a ver televisión y a los video juegos, y la ingesta de comidas y bebidas poco o nada nutritivas, con un alto contenido de calorías vacías y muy a menudo en cantidades excesivas.
A esto se suma la alteración de rutinas y hábitos saludables, como la omisión del desayuno. Así lo resumen los especialistas que han investigado el problema, señala Torres.
Desde la Fundación Torres-Picón, insistimos en que la educación nutricional empieza en el hogar, y los padres o representantes debemos predicar con el ejemplo a nuestros pequeños, dando muestras de que evitamos hacer personalmente lo que a ellos no recomendamos.
También hay que considerar que durante el crecimiento y desarrollo los niños necesitan fuentes de energía, necesidad que está estrechamente asociada con alimentos de alta densidad calórica que, a pesar de que aportan esa energía que se demanda, no proporcionan otros nutrientes igualmente necesarios.
Por otra parte, la formación del sentido del gusto es un proceso fisiológico en el cual las papilas gustativas van madurando paulatinamente, siendo las primeras en alcanzar su total desarrollo las que perciben el sabor dulce; es por eso que los niños prefieren los alimentos dulces.
Asimismo, al estimular estas papilas gustativas se produce un aumento de la producción de serotonina, hormona que produce una sensación de bienestar y relajación.
Por lo demás, no debemos olvidar que en nuestro entorno cultural existe una estrecha relación entre los postres, refrescos y otros alimentos de sabor dulce y los momentos de festejo, esparcimiento y recreación.
Todo lo señalado indica que existe una gran cantidad de factores que se conjugan para hacer del sobrepeso y la obesidad infantil y juvenil un problema delicado. Para enfrentarlo existen varias herramientas, una de las cuales es la educación; esto significa que los padres son los llamados a tomar medidas y a predicar con el ejemplo a fin de que sus hijos aprendan a comer en forma sana y balanceada, así como inculcarles el hábito de hacer ejercicio diariamente.
A la hora de preparar la comida, debe optarse por recetas de preparación sencilla, con alimentos de todos los grupos de nutrientes (lácteos, carnes, vegetales, frutas, verduras, cereales y leguminosas) y combinar varias formas de cocción, los sabores deben ser bien definidos, fáciles de aceptar e identificar y las porciones deben estar de acuerdo a la edad del niño, sus necesidades reales y la actividad física que realiza.
El niño aprende lo que ve en sus padres y/o representantes; es importante que a la hora de comer se le enseñe a preferir alimentos sanos y nutritivos para su adecuado crecimiento y desarrollo.
Se le puede enseñar a elegir alimentos saludables, explicándole los beneficios que éstos ofrecen para su salud, y enseñándole que no sólo es fundamental la calidad sino también la cantidad, que no debe comer menos, pero tampoco más de lo que necesita su organismo. Se le debe enseñar a comer despacio, masticando bien cada bocado antes de tragarlo.
La presentación de cada plato debe ser visualmente atractiva, con colores vivos y llamativos, incluso pueden presentarse con formas de figuras y servir las porciones de acuerdo con su edad.
Por supuesto, todo esto debe hacerse sin presiones ni regaños, siempre en un ambiente tranquilo, lleno de cariño y enfatizando el placer de comer en familia.
Como vemos, los expertos nos orientan en el asunto con consejos nada complicados. Lo responsable es tomar en cuenta dichas recomendaciones, apuntó Pedro J. Torres, creador y directivo de la Fundación Torres-Picón, quien viene trabajando en temas de prevención en salud, educación, arte y cultura.
La institución es especialmente activa en compartir información relevante asociada al problema del sobrepeso y la epidemia global de obesidad infantil declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).