La muerte y la dignidad

  • por CNN miércoles 19 agosto 2015

(CNN Español) - Un joven puertorriqueño pide para sí la eutanasia porque no quiere enfrentarse al peor momento de su vida cuando el tumor que horada su cerebro lo reduzca a un hierbajo.

Otra historia que nos conduce a un callejón oscuro o mal iluminado, según se mire: el de la eutanasia que también podríamos llamar muerte digna sin que por eso nos convirtamos en estatuas de sal. Pero ese es otro cantar.

"Me gustaría ver este cielo de nuevo cuando me esté muriendo", escribió en The New York Times el neurólogo y escritor estadounidense Oliver Sacks, uno de los pensadores imprescindibles de nuestro tiempo.

Ese hombre sabe de qué habla. Se lo han enseñado un cáncer de hígado incurable y sus 81 años.

Sacks publicó el 24 de julio pasado una columna en la que se despedía de la vida y  que enseguida se diseminó por todas partes y en los idiomas más disímiles. Es, sobre todo, un texto para celebrar la vida y la dignidad del hombre.

Como nadie sabe hacerlo, nadie nos enseña a vivir. ¿Cómo esperar que alguien nos eche una mano con la muerte?

Por primera vez en la historia de la cultura popular, la muerte empieza a ser un tema confesional.

Los que están a punto de conocerla, escriben sobre ella; los que han escapado de sus fauces, también. Pero mire usted lo que es la vida, muchos de los testimonios más esperanzadores vienen de los que acaban de enterrar a los que más han querido. Esta mañana acabo de leer un texto de esos en el Sunday Times Magazine, que recomiendo solo para los más fuertes y lúcidos. Porque duele y mucho.

García Márquez dejó dicho que los muertos queridos debían irse con todas sus cosas. Debería haber agregado, irse con todas sus cosas, pero sin dolor, sin humillación, sin esa sensación de que nadie los necesita. Con dignidad.

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