EFE. LONDRES.- Un nuevo estudio sobre el papel que juegan la progesterona y los estrógenos en el desarrollo del cáncer de mama podría ofrecer avances “importantes” en su pronóstico y tratamiento, según publica hoy la revista británica “Nature”.
La investigación, llevada a cabo por científicos en universidades del Reino Unido, Australia y EE.UU., aspira a “mejorar el entendimiento” sobre la función que desempeñan esas hormonas y la relación que mantienen con sus receptores en el desarrollo de una mama sana y de otra dañada por un células cancerígenas.
Estudios anteriores han sugerido que tanto en una “mama normal” como en una “con cáncer”, los receptores de estrógenos (ER, siglas en inglés) tienen influencia sobre la actividad de los receptores de progesterona (PR).
En ese contexto, los PR “han sido usados como biomarcadores de la función de los ER, lo que, a su vez, ha determinado las decisiones adoptadas respecto al tratamiento”, señalaron los autores en el documento.
Por contra, los científicos al frente de esta investigación, Wayne Tilley, de la Universidad de Adelaida (Australia), y Jason Carroll, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), dieron un giro a ese planteamiento para proponer que son los PR los que condicionan el funcionamiento de los ER.
Según ellos, los receptores de progesterona frenan, de manera efectiva, la actividad de los receptores de estrógenos al determinar dónde interactúan con el ADN y “cuales son los genes específicos”.
Este hallazgo, aseguran los investigadores, podría explicar por qué los PR son “buenos biomarcadores” y por qué “la progesterona puede ser útil en la terapia contra el cáncer”.
En este sentido, los científicos abogan por la adopción de un enfoque “de doble seguridad” que combine la “terapia con progesterona” con medicamentos que “bloqueen la actividad” de los receptores de estrógenos.
Este tratamiento, aseguran, ha resultado “particularmente efectivo” para ralentizar el crecimiento del cáncer de mama en células animales y en modelos de cultivo, lo que sugiere que las “terapias combinadas” podrían ser “clínicamente útiles”.