¿Los pedófilos son criminales o personas con trastornos mentales? Los expertos están de acuerdo en que la situación de estas personas que sufren de esta parafilia que consiste en obtener placer sexual o excitación mediante actividades o fantasías sexuales con niños de entre 8 y 12 años, no es fácil de definir.
Ahora, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Windsor (Canadá) ha concluido que ciertos aspectos del desarrollo neural (cuando se está formando el sistema nervioso en el embrión dentro del útero) pueden afectar al riesgo de presentar tendencias pedófilas de adulto.
Además, han hallado ciertos defectos faciales superficiales conocidos cono anomalías físicas menores (como tener el paladar hundido o arqueado o malformación en las orejas) coincidentes en los pedófilos así como el rasgo común de ser zurdos.
“Si encontramos que la pedofilia tiene una base biológica, con una muy temprana aparición, incluso prenatal, esto influirá en su estudio y esperamos mejorar los métodos de tratamiento para este grupo de pacientes”, explica Fiona Dyshniku, líder del estudio.
En su investigación, los científicos reclutaron a 140 hombres adultos del Laboratorio Kurt Freund del Centro de Adicciones y Salud mental de Toronto (Canadá). Todos ellos fueron evaluados individualmente por su comportamiento sexual, realizaron una entrevista relacionada con su historia sexual y también participaron en pruebas falométricas para comprobar su preferencia sexual.
La comparación de resultados reveló que los hombres que fueron identificados como pedófilos eran más propensos a ser zurdos y a tener defectos faciales de poca importancia, en comparación con los que no fueron considerados pedófilos.
Teniendo en cuenta que estas malformaciones faciales se desarrollan debido a una afectación del tejido embrionario primario (que forma el sistema nervioso central durante el primer y segundo trimestres del embarazo) ya sea por un virus, alcohol, drogas, deficiencias nutricionales o complicaciones obstétricas y ginecológicas, revelarían un origen biológico y prenatal de las tendencias pedófilas cuando el individuo completa su desarrollo de adulto.
“Si sabemos más acerca de la etiología de un comportamiento tan perjudicial como este, podemos crear tratamientos más efectivos y mirar hacia la prevención.
Durante años, se ha pensado que el abuso de menores forma parte de un comportamiento aprendido, en el que aquellos que fueron víctimas de abusos sexuales se convertían en potenciales abusadores de adultos. Si bien esto puede ser un factor en algunos casos, este no es el caso de los que tienen verdadera pedofilia”, añade Raquel Fazio, coutora del estudio.
El trabajo ha sido publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour.