El pensamiento analógico aparece pronto, pero no viene de fábrica

Gracias al pensamiento analógico agrupamos a hombres y ratones en la clase de los mamíferos o visualizamos los átomos como un planeta (el núcleo) con los satélites girando alrededor (los electrones).

Se trata de una habilidad cognitiva que ningún otro animal posee, con excepción de los primates en raras ocasiones. Pero ¿en qué momento adquirimos esa sofisticada capacidad de encontrar semejanzas entre objetos o conceptos distintos?

Pues de acuerdo con una investigación realizada por la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) y la Universidad de Trieste, los bebés hacen ya analogías incluso antes de hablar.

Para comprobarlo, la principal autora del estudio, Alissa Ferry, trabajó con niños de entre siete y nueve meses, a quienes se les mostró marionetas con distintos rasgos.

Ferry comprobó que los pequeños eran, efectivamente, capaces de encontrar las semejanzas entre los muñecos, aunque necesitaban varios intentos para lograrlo.

Así ratificó que la habilidad de hacer analogías precede a la lingüística, y también que hace falta cierta experiencia para discernir las similitudes y las diferencias.

El pensamiento analógico aparece muy pronto, pero no viene “de fábrica”.

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