Artritis gotosa: causas, síntomas y tratamiento

La gota o artritis gotosa es una inflamación producida como consecuencia de una acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones.

La gota es una de las enfermedades ya conocidas desde la antigüedad, en épocas pasadas fue conocida como la "enfermedad de los reyes" (más adelante se verá por qué). También se la conoce con el nombre de artritis gotosa, se trata de una inflamación producida como consecuencia de una acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones.

El ataque de gota suele aparecer de forma inesperada, afectando en la mayoría de los casos (hasta en un 75%) al primer dedo del pie (dedo gordo), lo que es conocido en términos médicos como podagra, aunque la gota también puede afectar a otros dedos del pie o de la mano, a los tobillos, las rodillas, los codos o las muñecas, no siendo habitual que afecte a más de una articulación a la vez.

El ataque de gota puede durar unos pocos días, en ocasiones incluso semanas, siendo sus síntomas principales dolor intenso, hinchazón, enrojecimiento y fiebre local, con posible descamación de la piel.

Los ataques de gota guardan una estrecha relación con los excesos de nuestra dieta, como por ejemplo un exceso de consumo de carnes rojas o de caza, un exceso de marisco o un abuso de alcohol. Aunque la enfermedad en sí guarda más relación con la obesidad y con antecedentes familiares heredados.

Si no se hace nada por evitar el ataque de gota este volverá a repetirse en el tiempo, pudiendo hacerse crónico tras repetidos ataques consecutivos. Si esto llegase a suceder suele ser habitual que la articulación afectada se deforme y también que se formen acumulaciones de ácido úrico en distintos puntos de nuestro organismo como las orejas, los codos, las rodillas o los tendones. Dichas acumulaciones reciben el nombre de tofos.

En los casos más graves o de mayor evolución de la enfermedad puede llegar a afectarse la capacidad de filtrado del riñón, favoreciendo la formación de cálculos de ácido úrico que más adelante producirán cólicos e incluso (en el peor de los casos) fracaso renal. Aunque no queremos alarmar a nadie con estas palabras, mucha gente sufre un ataque de gota en su vida y no vuelve a sufrir otro nunca más.

Para hacer un diagnostico efectivo de la gota será necesario realizar una artrocentesis de la articulación durante el ataque. Esta prueba consiste en la punción de la zona con el fin de sacar una muestra de líquido para poder ser analizado.

Para tratar la gota suelen indicarse potentes antiinflamatorios u otros fármacos que su médico crea convenientes, como la administración de hormonas intramusculares o corticoides intraarticulares, entre otros. En algunos casos también será necesario la utilización de diuréticos que ayuden a aumentar la excreción de ácido úrico.

Algunas precauciones que podemos tomar para disminuir las posibilidades de sufrir un ataque de gota son: controlar nuestro peso mediante la dieta y el ejercicio, beber abundantes líquidos y comer mucha fruta fresca y verduras de hoja verde, éstas contienen abundante potasio que ayuda a nuestro organismo a excretar el ácido úrico.

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