El baño de leche: sus beneficios

Cleopatra tomaba baños de leche y miel para mantener su piel suave y sedosa.

Hoy en día todavía se utiliza para enriquecer champús, suavizantes, jabones, cremas y productos de baño.

Y si aplicamos los trucos de belleza de nuestras abuelas, a base de leche, veremos que siguen funcionando, ¡anímate a probarlos!

Por ejemplo, si notas en el rostro sensación de tirantez, pero se te ha acabado la crema hidratante, un remedio efectivo para salir del paso es pasarte un algodón empapado de leche por la cara.

Verás como notas la piel más confortable.

También puedes usar leche tibia (preferiblemente entera) para desmaquillar tu piel. Impregna un algodón y aplícalo en movimiento de adentro hacia afuera.

Seca tu piel con un paño de algodón y aplícate un tónico acorde con tu tipo de piel. Tu piel quedará limpia y tersa.

Un vaso de leche caliente con una cucharadita de miel es un remedio contra el insomnio que ya practicaban nuestras abuelas. Tómalo a sorbitos pequeños.

La leche también se usa como exfoliante, solo debes mezclar dos cucharadas de avena molida, una cucharada de miel y una de leche hasta lograr una mezcla uniforme.

Ponla sobre la piel durante 15 minutos y enjuaga con agua tibia. Es una exfoliante suave que va bien tanto para pieles secas como grasas.

Para manos más blancas y uñas más fuertes frótalas con leche y déjalas secar. Vierte unas gotas de limón en un recipiente con aceite y frota las manos de nuevo con esta mezcla.

Con un algodoncito empapado insiste en las uñas. Ponte unos guantes de lana y déjalos al menos un par de horas.

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