Esta enfermedad ocular aparece de manera gradual y no presenta síntomas mientras se desarrolla. Un glaucoma que no es tratado como corresponde puede llevar a la ceguera.
Es preciso realizar exámenes oftalmológicos una vez al año para detectar este problema a tiempo, con el objetivo de preservar la vista.
Conocido popularmente como “presión en la vista” el glaucoma es un problema serio, al que hay que tenerle respeto. No sirve temer a una enfermedad de esta magnitud, pero sí contar con los conocimientos necesarios para evitar que se agrave el cuadro. Aprende en este artículo más sobre el glaucoma: cuando ocurre y cómo evitarlo.
Glaucoma: qué es Esta enfermedad ocular aparece de manera gradual y no presenta síntomas mientras se desarrolla. Un glaucoma que no es tratado como corresponde puede llevar a la ceguera.
Es preciso realizar exámenes oftalmológicos una vez al año para detectar este problema a tiempo, con el objetivo de preservar la vista.
Para poder comprender el glaucoma, primero tenemos que saber cómo funciona el ojo humano. En la parte anterior de este órgano se encuentra la córnea, la parte transparente que protege al ojo y permite que ingrese la luz.
El iris es la parte de color y que se expande o contrae para que la pupila (lo negro del centro) pueda o no permitir que pase la claridad. La luz se dirige al cristalino y se enfoca sobre la retina, cuyas fibras nerviosas llevan las imágenes al cerebro a través del nervio óptico.
La parte anterior de nuestros ojos está repleta de un líquido transparente, el fluido intraocular. Sale del ojo, desde la pupila, para ser luego absorbido por el torrente sanguíneo.
Si este drenaje es el correcto, la presión ocular estará en sus niveles normales. La presión interna del ojo dependerá entonces de la cantidad de ese flujo. Si el sistema de drenaje no funciona como corresponde, este líquido saldrá libremente, sin acumularse.
La presión intraocular puede variar a lo largo de la jornada, aunque se mantiene dentro de un rango óptimo.
En casi todos los pacientes con glaucoma, el sistema de drenaje se tapa y el fluido no puede salir. Cuando se acumula, aumenta la presión interna y daña el nervio óptico, el cual es muy sensible, lo que causa pérdida de la visión, irreversible.
No suele haber síntomas hasta que el glaucoma está bastante avanzado. En ese caso, el paciente presenta visión borrosa, dolor de cabeza, dolor en los ojos, náuseas, vómitos, pérdida repentina de la visión y aparición de halos de colores alrededor de las luces brillantes.
Las personas con más riesgo de padecer glaucoma son los mayores de 60 años, las personas de ascendencia africana o los hispanos de tercera edad, los que tienen o tuvieron parientes con glaucoma, los miopes, los diabéticos y los que consumen esteroides de forma prolongada.