Soportar, luchar, permitir lo insoportable y aguantar maltratos no es amor. Nunca es tarde para hacer un cambio, no es fácil porque siempre es duro tocar el dolor, enfrentarlo y sanarlo.
Para todas las mujer que se encuentran viviendo silenciosamente una relación destructiva y quieren tomar conciencia les mencionamos algunas características del perfil de un hombre violento.
Hay parejas que terminan bien y hay otras que duran toda la vida. Las constantes justificaciones, el sacrificio y el miedo son unas de las tres variantes por lo que millones de mujeres no pueden abandonar relaciones de maltrato.
Dentro del consultorio es común escuchar: “El sábado por la noche salimos, y después de un par de tragos su manera de tratarme comenzó a cambiar. Reiteró una y otra vez que yo no dejaba de ver a alguien. Se tornó un tanto violento reclamándome cosas sin sentido. Empezó a atacarme con un sinfín de groserías y finalmente hasta llegar a la violencia física….Durante los días siguientes las palabras de perdón, juramentos y promesas llegaron a mÍ como de costumbre.”
1. Crueldad hacia los animales
"La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano...es una señal de alarma" (Supervisor del FBI). Se ha visto que el maltrato a estos seres indefensos tiene una correlación con personalidades agresivas, perversas y sociópatas.
El agresor utiliza la sexualidad para disfrazar la violencia. El obligar a la pareja a practicar una modalidad de sexo; oral y anal sin consentimiento es violencia. Utilizar lenguaje violento y obsceno para hacer sentir menos y poder controlar a la pareja como un objeto es sinónimo de violencia.
Forzar a tener relaciones en presencia de otras personas, hacer tríos sexuales como forma de chantajear a probar situaciones nuevas como manera de manipular es violencia.
3. Carácter posesivo
El hombre que maltrata se comporta con su mujer como si ella fuera un objeto de su propiedad. Las constantes llamadas, mensajes y maneras de controlar el celular y su vestimenta van de primero ser tomadas como un halago: “se preocupa por mí, siempre está al pendiente, me cuida” a finalmente tornarse en una situación de miedo y asfixia.
4. Personalidad Intimidante
¿Te sientes con poca libertad a poder expresar lo que sientes o piensas? El sentirte con miedo a decir algo por temor a recibir represalias como opresiones, comentarios agresivos y sarcásticos logran crear en ti inseguridad y temor a hablar. Cuando estás con él optas por callar o incluso has llegado a mentir para evitar confrontaciones.
5. No responsabilizarse
Es común escuchar justificaciones como: “estaba borracho, no fue a propósito, tú me provocaste.”
Los factores externos siempre son responsables de sus impulsos para evadir cualquier responsabilidad en el actuar. Los mecanismos de defensa de evasión y negación fomentan una ganancia y modo de operar para el agresor.
6. Constante resentimiento
El hombre que maltrata posee la característica de no perdonar y guardar resentimientos. Logra acumular momentos del pasado que de alguna forma siempre trae a su conveniencia para atacar y victimizarse.
La relación queda estancada en el eterno “tú me hiciste” y no logra buscar el propio perdón ni liberar el enojo ni el dolor. Los sentimientos dolorosos no expresados sino guardados en el alma, no están dejando espacio para el amor.
7. Sentimientos ambivalentes a la madre
Aunque el hombre que maltrata no habla abiertamente de sus sentimientos, guarda un profundo rencor hacia su mamá. Existen dos situaciones: 1) Por lo general, la describe como una persona dominante, mientras considera débil al padre. Vive desde pequeño en una relación simbiótica, sobreprotegido por ella con miedo a dar pasos de independencia.
2) Vive en un ambiente de mucha violencia por parte del padre. A pesar de sufrir y no querer esto en su vida, interioriza la violencia; defiende a la madre, pero aborrece su debilidad por ser incapaz de protegerse a sí mismo.
8. Personalidad Narcisista
El visualizarse como alguien “perfecto” que nunca se equivoca resulta difícil para la pareja. Es común que él se perciba y se muestre ante todos como exitoso, importante con poder y gran seguridad. De esta forma la mujer siempre se siente comparada y se vive en una situación de desventaja, de miedo, que la hace sentirse devaluada.
Escuchar comentarios como “nunca me equivoco”, “siempre tengo la razón”, “piensa antes de hablar”, muestran en el fondo una gran inseguridad con una gran necesidad de sentirse aprobados y admirados.
9. De juego a agresión
En muchas relaciones de noviazgo el juego rudo en la pareja esta enmascarado por violencia emocional y física. Los apodos que ridiculizan, el señalamiento de imperfecciones físicas al igual que los pequeños pellizcos, rasguños, jaladas de pelo se convierten en la antesala al maltrato.
Sin embargo el escuchar “te digo que estas gorda porque me importas” o pellizcarle como una forma de decirle te quiero evidentemente se convierten en mensajes confusos que muchas mujeres no consideran como violencia sino como un juego.
Fuente: Actitud Fem