Cuidar y limpiar el rostro tiene muchos pasos y costumbres, sin embargo no todas incluyen las medidas correctas.
A veces incluso la desinformación logra que, en lugar de cuidar, dañes tu rostro. Puedes estar cometiendo errores que tiran abajo tu esfuerzo y tu inversión. Éstos son los más comunes...
1. Los días que no te maquillas, no te lavas la cara por la noche
El cutis pasa todo el día expuesto a contaminación, polvo, humo... El sebo se va licuando y saliendo a la superficie, sudas, te manchas. Todos los residuos que se van depositando sobre la piel, aunque el ojo no los vea, taponan y dilatan los poros, causando falta de luminosidad, piel seca y, en ocasiones, granitos.
La solución: Lava tu cara al llegar a casa, al tiempo que te quitas los tacones y te atas la coleta.
Así no se te olvida.
Si te has maquillado, recuerda borrar el maquillaje primero con algún cosmético de base oleosa como leche o aceite y, sólo después, usa un gel, jabón, pan o espuma limpiadora para limpiar la piel en profundidad y eliminar restos de suciedad y células muertas.
Un plus: aprovecha el esfuerzo y pásate algún dispositivo de limpieza electrónica; está probado que consiguen, día tras día, una mejora importante de la piel.
2. Te saltas el tónico
Este error está más extendido de lo que te imaginas. Después de limpiar la piel con agentes detergentes, por suaves que sean, no se debe dejar la piel a la intemperie, por mucha crema que vayas a ponerle después.
Primero, porque al contacto con el aire, se seca.
También porque, como mejor absorbe la piel el tratamiento, es cuando está ligeramente húmeda. Además, el tónico suele tener activos que contrarrestan la agresividad de la limpiadora y la dejan en estado neutro para absorber los beneficios de sueros y cremas.
La solución: Vete comprando uno. Mejor si no lleva alcohol y es hidratante.
Si dudas, cómpralo de la misma línea que la limpiadora o que la crema ya que, de esa forma, te aseguras que tengan en común muchos de sus principios activos y excipientes. De otra forma, puedes terminar mezclando demasiados componentes en cada aplicación.
3. Más que exfoliar, te arrancas la piel
Una costumbre de muchas mujeres es exfoliar su piel como si tuvieran que llevarse por delante cuatro capas de piel.
Suave con el exfoliante, por favor. Llevado a cabo correctamente, es un gesto muy saludable para la piel ya que, al quitar las células muertas, ésta se suaviza, adquiere brillo y mejora la receptividad frente a los tratamientos posteriores en suero y crema. Ahora bien, una forma demasiado agresiva puede dar lugar a rojeces e irritación.
Además, se deteriora la función barrera de la piel, con lo que se sensibiliza mucho y puede provocar una hiperactividad de la melanina que acabe en un montón de manchas.
La solución: Un par de veces a la semana, máximo, con tu producto exfoliante habitual o a diario con algún exfoliante químico que no haya que frotar. Te gustarán los discos impregnados en ácido para usar a diario.
4. Con la crema hidratante, o te pasas o no llegas
Un primer error con la crema es, directamente, no usarla. Suelen caer en este engaño las mujeres jóvenes -o no tan jóvenes- con piel grasa. Piensan que la crema va a empeorar el problema.
Es así en caso de no elegir la adecuada. Pero la piel grasa también necesita hidratación, si no pierde luminosidad y se ve macilenta y sin tono. Si tu piel es grasa, compra una libre de aceites ("oil-free").
En cuanto al resto de mujeres que no usan crema por pereza, descuido o cualquier otro factor, deben saber que hay que usar hidratante siempre. La piel pierde agua constantemente y termina acusando la deshidratación en forma de arrugas y flacidez.
Por otro lado, no se debe utilizar cualquier crema. Hay productos específicos para cada problema y para cada tipo de piel. Elige siempre el más adecuado y, si tienes dudas, déjate asesorar por profesionales.
Un último error es creer que por aplicar mucha cantidad de crema estás cuidando mejor tu piel. ¿Has oído hablar del acné cosmético? Son granitos que aparecen cuando la piel está "empachada" (los poros se han taponado y la piel no puede absorber ni respirar).
Bien porque el producto que has estado aplicando lleva activos demasiado fuertes para tu piel, bien porque has utilizado demasiada cantidad. En el cuidado de la piel, muchas veces es tan malo pasarse que no llegar.
5. Guardas el SPF con los bikinis... de septiembre a junio
Otra malísima costumbre ampliamente extendida es prescindir del filtro solar. Craso error. La exposición prolongada a los rayos ultravioleta (al menos a los UVA) es la primera causa de arrugas y manchas, por delante del envejecimiento cronológico.
La oxidación es un proceso de podemos paliar pero parece que no queremos. Como primera medida, protegerse por fuera. Sólo así se conserva una piel bonita.
La solución: Es hora de concienciarse de una vez por todas: hay que llevar al menos un SPF15 de amplio espectro (es decir, contra UVA y UVB) todos los días del año.
Sin excusas. Hoy día, cremas, bases, hasta polvos de maquillaje llevan protección. Sólo tienes que buscarlos. Si no, siempre te quedarán los velos para ciudad.
Fuente: Harpersbazaar