El accidente vascular cerebral, también llamado ictus, es la tercera causa de muerte prematura de hombres y mujeres a nivel mundial según las estadísticas publicadas por la OMS, y entre los supervivientes quedan frecuentemente secuelas tanto físicas como cognitivas que suponen un reto para la rehabilitación funcional de los afectados.
Aunque puede suceder a edades tempranas, el ictus es más frecuente a partir de los 55 años, lo que significa que muchas de estas personas se encuentran en plena edad laboral y con una vida que disfrutar a todos los niveles.
Esta es una de las razones que lleva a buscar nuevas formas de rehabilitación cognitiva y física para estos pacientes. En este contexto encontramos un nuevo estudio, aún en prensa, en la revista International Psychogeriatrics (2015) que ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Regensburg en Alemania.
Los investigadores, Tobias Schachten y Petra Jansen, contaron con la colaboración de 24 participantes de edades comprendidas entre los 23 y los 72 años, a los que dividieron en dos subgrupos en función del programa de rehabilitación: uno que realizaría entrenamiento en golf y otro que llevaría a cabo encuentros de comunicación social.
Como es habitual en este tipo de estudios, todos los participantes realizaron evaluaciones antes y después de la intervención. Concretamente se les evaluó la atención, la memoria viso-espacial, la capacidad para hacer rotaciones mentales, un test de equilibrio y otro de bienestar emocional.
Los resultados mostraron que, después de 10 semanas y dos sesiones semanales, ambos grupos mejoraron en la atención, la memoria viso-espacial y la prueba de equilibrio.
Sin embargo, sólo el grupo que entrenó al golf mostró mejora en la capacidad para la rotación mental, con lo que los autores concluyen que podría ser una forma de mejorar la habilidad de imaginería visual en pacientes que han sufrido un ictus.
No es lo único que puede hacerse. Caminar, cuidar la alimentación, entrenar la memoria o escuchar música pueden ser otros recursos no sólo para recuperarse tras un ictus, sino también para estimular el cerebro sano.
Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain