Consejos para prevenir obesidad infantil durante las comidas

Aunque es cierto que en materia de lucha contra la obesidad las estrategias están siendo sometidas a exhaustiva revisión para optimizarlas y darles el mayor rigor científico posible, hay herramientas y medidas preventivas que debemos conocer y podemos aplicar en lo posible, señala el presidente de la Fundación Torres-Picón, Pedro J. Torres.

Especialmente, el problema del sobrepeso y la obesidad en la población infantil y de jóvenes puede ser atacado con hábitos saludables no tan complejos.

Desde nuestra institución promovemos y defendemos el acceso a la buena información en salud y a la alimentación sana como derechos universales, “pero entristece caer en cuenta, que no en todas las regiones del mundo, los niños y niñas cuentan con dichas orientaciones, el apoyo y convivencia diaria con familiares que los quieren o el fácil acceso a una alimentación balanceada”.

Los buenos hábitos de alimentación y salud deben ser enseñados y promovidos por los padres, familiares, representantes y maestros, es un hecho que mucho de lo que los niños aprenden proviene de la interacción en la mesa de comer.

El Instituto DKV de la Vida Saludable, con la colaboración de la Fundación Thao, desarrolló una especie de decálogo para la prevención de la obesidad infantil, el cual difunden. Serían 10 los mejores consejos para cuidar el ambiente durante la hora de la comida:

1. Comer todos los días en familia. La comida familiar constituye un importante punto de encuentro entre los niños, niñas y sus padres, vital para fortalecer la unidad, la cohesión familiar y para favorecer su salud. Por tanto, tratemos de hacer al menos una de las comidas principales del día con los hijos.

2. Aprender a escuchar a los hijos. Escuchar con atención y respeto las percepciones y sensaciones con la comida que tienen los niños. Recuerde que no solo se comunican con la palabra, sino también con gestos y expresiones.

Si ellos advierten que reconocen sus sentimientos se crea un buen ambiente durante la comida.

3. Evitar distracciones como la televisión o los juegos. La hora de la comida debe convertirse en un espacio de tiempo para fomentar la comunicación entre todos los miembros de la familia, tratar las experiencias diarias de cada uno y lo más importante, aprender a alimentarse de una manera correcta. La presencia de la televisión o de otros aparatos electrónicos como las tablets, así como de juguetes durante la comida aumenta la distracción.

4. Cada niño tiene su propio ritmo. La “lentitud” de los hijos al comer a veces es una preocupación excesiva para los padres. Observe que ellos necesitan su tiempo para comer como condición básica para que la comida se convierta en un aprendizaje positivo de nuevos sabores, así como relacional.

5. Compartir con vuestro hijo la experiencia gastronómica. Intente hablar de los alimentos que se están consumiendo, de los sabores, olores y texturas, para enriquecer la dinámica de la comida.

Los comentarios sobre los sabores, olores, texturas, platos o sensaciones representan una experiencia que ayuda al niño y a la niña a interiorizar su propio descubrimiento y aprendizaje sensorial. Recuerde que los niños aprenden de los mayores y que la imitación e identificación con sus progenitores, ayuda a cultivar sus propios gustos y preferencias.

6. Adaptar el tamaño de las raciones. Deben comer según su edad y sus características individuales. Es importante que el tamaño de las raciones sea el adecuado.

Si los más pequeños participan a la hora de decidir la cantidad y la elección de algunos acompañamientos, comen mucho mejor y aprenden a reconocer cuando ya han comido suficiente, ya que debemos respetar el mecanismo innato de reconocimiento de la saciedad.

7. Interés por la comida. No hay que ofrecer recompensas (como ver la televisión o jugar con su juguete favorito) ni amenazar, coaccionar o presionar para que coma, pues eso solo lleva a que se relacione la comida con algo obligatorio y negativo.

Mejor, pregunte, con una actitud positiva, si está bueno, si tiene hambre o ya no tiene hambre. Mejor estimule al niño a que coma para estar fuerte y que le vaya bien en sus actividades.

8. Sin presiones. Si se distrae, en vez de regañar, animar y alentar de manera positiva. Evite producir tensión y crear mal ambiente. Al niño se le puede pedir que coma, decirle que lo está haciendo muy bien y recalcar sus avances.

9. El postre como parte del menú. No es un premio ni una recompensa. No es un elemento de negociación. El postre es una excelente vía de aprendizaje a nivel sensorial y de descubrimiento de sabores y texturas, que después puede hacerse extensivo a todos los alimentos y que permitirá al niño o la niña descubrir sus preferencias.

10. Terminar en positivo. Cuando a tu hijo no le gusta un plato o un alimento, acepta su actitud con tolerancia y plantee una negociación para terminar la comida en positivo.

Por ejemplo, si no quiere acabar el plato, proponerle que tome dos cucharadas más, sin acabar el plato, o tomar el pescado pero dejar la ensalada, o comer un trozo más de carne y dejar el resto. Pero siempre tengamos presente que toda negociación tiene que acabar con una valoración positiva.

Para el presidente de la Fundación Torres-Picón, Pedro J. Torres, dedicada a labores preventivas de la obesidad entre niños y niñas, es indispensable insistir en la formación de conciencia respecto a la enfermedad y sus secuelas.

Esto debe hacerse en el hogar y también en las escuelas. Es responsabilidad tanto de los padres y representantes, como de los maestros, profesores y gobernantes.

Hay que trabajar lo individual, así como lo colectivo. Torres destaca que el control y disminución de ésta enfermedad se traduciría en el descenso de muertes prematuras en todo el mundo.

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