Las gordas encuentran su espacio

Ahora, la MFSHOW –que es la forma modernamente impronunciable de llamar a la pasarela Cibeles - ha acotado un espacio para ellas. Las ha dejado subirse a la pasarela.

Pero, atención, cuidado, no vayan a mezclarse con las modelos de verdad, no nos llevemos ese susto. Pongámosles una pasarela alternativa, en otro lugar, si puede ser un poquito lejos, mejor. Una pasarela que, para no herir susceptibilidades, llamaremos con el nombre políticamente correcto de Curvies, que no sabes si es una nueva marca de piruletas o la última serie de dibujos animados que triunfa en Boing.

En fin, que si quieres arroz Catalina.

Que no digo que no sea loable la iniciativa, pero es como la fiebre que sufre el enfermo: síntoma de que algún virus pulula por el cuerpo. Como las mujeres de verdad –de la talla 36 para arriba- no pueden subirse a la pasarela, hace falta crear una específica para ellas, igual que hay un día para defender a cualquier animalito indefenso y en peligro de extinción del planeta, o para pedir fondos para estudiar enfermedades raras.

Y, si no, vean. Vean esa pasarela Curvies, vean a sus asistentes al front row –siempre mujeres, por cierto, ¿no hay hombres de la talla 40?- y cuenten cuántas veces les preguntan los tipos de dieta que han hecho a lo largo de su vida o si ya se han resignado a vivir con una talla de más o si están orgullosas de ser gorditas-y-felices-chim-pum.

Lo que hay que hacer, señoras y señores, es subir a la pasarela, a todas las pasarelas, a las mujeres de verdad. Esas que se tienen que probar una montaña de pantalones vaqueros hasta que uno les sienta más o menos bien. Esas a las que no les sube la cremallera de la falda del verano pasado. Esas que no tienen la talla 34.

Pero claro, eso ya no, ¿verdad? Mejor palos.

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