Descubren papel de dos genes en áncer de ovario más agresivo

Los investigadores han identificado que las mutaciones en dos genes -ARID1A y PIK3CA-, hasta ahora desconocidas, desencadenan este tipo de cáncer. «Cuando ARID1A es menos activo de lo normal, PIK3CA es hiperactiva -explica Magnuson-, y el resultado es el carcinoma de ovario carcinoma de células claras»

El hallazgo de dos nuevos genes que interactúan entre sí para desarrollar una de las forma más agresivas de cáncer de ovario podría servir para diseñar nuevos tratamientos más eficaces y, además de sistemas diagnósticos más precisos, algo muy necesario porque este tumor generalmente no presenta síntomas.

Así, un equipo de investigadores del UNC School of Medicine (EE.UU.) han creado el primer modelo de ratón de la forma más agresiva de la enfermedad y han visto, explica Terry Magnuson, cómo los dos genes interactúan para desencadenar el cáncer y luego impulsar su desarrollo. «Hablamos de un modelo extremadamente agresivo de la enfermedad», basado en las «mutaciones genéticas encontradas en muestras humanas de cáncer de ovario», por lo que ofrece «una representación precisas de la enfermedad humana».

Los investigadores han identificado que las mutaciones en dos genes -ARID1A y PIK3CA-, hasta ahora desconocidas, desencadenan este tipo de cáncer. «Cuando ARID1A es menos activo de lo normal, PIK3CA es hiperactiva -explica Magnuson-, y el resultado es el carcinoma de ovario carcinoma de células claras». Además también han visto que un medicamento, BKM120, era capaz e inhibir el crecimiento tumoral y de prolongar significativamente la vida de los ratones. El fármaco ya está siendo probado en ensayos clínicos en humanos para otros tipos de cáncer.

Tormenta perfecta

El trabajo, que publica hoy «Nature Communications», ha analizado la función del gen ARID1A -que normalmente funciona como un supresor de tumores en personas- cuando los resultados de los proyectos de secuenciación del genoma del cáncer mostraron que estaba mutado en varios tipos de tumores, como el carcinoma de células claras de ovario.

Así vieron que necesitaba una mutación adicional en el gen PIK3CA, que actúa como un catalizador de una vía celular importante para el crecimiento celular.

«Nuestra investigación muestra por qué hay mutaciones de ambos genes en varios tipos de cáncer, como el de endometrio y cáncer gástrico», explica otros de los investigadores Ron Chandler. Es decir, añade, «una baja expresión de ARID1A y demasiada de PIK3CA desencadena la ‘tormenta perfecta’».

Los hallazgos de este trabajo, señala por su parte Magnuson, tienen dos posibles aplicaciones: por un lado, y debido a que se ha visto que ARID1A y las mutaciones PIC3CA causan una sobreproducción de interleucina-6 o IL-6, es posible que un tratamiento con un anticuerpo IL-6 pueda suprimir el crecimiento celular.

Además, añade Chandler, «si podemos encontrar algo medible, entonces podríamos utilizarlo como un biomarcador de la enfermedad». El experto recuerda que actualmente cuando las mujeres descubren que tienen carcinoma de células claras de ovario, por lo general, es demasiado tarde. «Si podemos encontrarlo antes, tendremos más posibilidades de ofrecer un tratamiento exitoso a las pacientes».

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