Prevenir
La vaselina es un producto que suele estar en todas las casas y es asociada, generalmente, como una excelente aliada para combatir la resequedad de la piel, pero hay otros beneficios que puede ofrecer. Hoy los compartimos contigo:
1. Fijar tu perfume. Un truco para que tu fragancia dure por más horas es aplicar en la piel un poco de vaselina y luego rociar el perfume. Puedes usarla con tranquilidad ya que ésta no alterará el olor de tu perfume, por ser un producto totalmente neutro.
2. Aliviar irritaciones. Las mujeres suelen sufrir de irritación en la piel, sobre todo luego de la depilación; es por eso que luego de someternos a este procedimiento, lo recomendable es aplicar un poco de vaselina sobre las zonas trabajadas. Esta brindará una sensación de calma y además evitará irritaciones y cicatrices que suelen aparecer cuando te haces pequeños cortes durante el afeitado.
3. Rellenar arrugas. Usar vaselina sobre las zonas del rostro que sean propensas, o ya cuenten con algunas líneas de expresión es muy beneficioso, porque no solo actuará como “relleno” para las arrugas, sino que estimulará la producción de colágeno en la piel. También es el producto ideal para cuidar tus labios de resequedad, sobre todo en la época de invierno.
La jardinería, secreto para buena salud
¿Ya tienes un jardín en casa?, ¿lo hiciste tú misma? ¡Entonces has hecho mucho ejercicio, ! La jardinería, si bien no se considera deporte, es muy buena para la salud, según los expertos, porque te mantiene activa y en movimiento.
Parece ser que si pasas 3 horas trabajando en el jardín, quemas las mismas calorías que si vas una hora al gimnasio y realizas ejercicios de forma intensa. Además, al mantenerte en movimiento, puedes mantener el nivel de presión arterial normal o, en caso de que sufras de presión alta, puedes reducir y controlar tu presión. Es por ello que muchas instituciones de salud tienen a la jardinería en su lista de recomendaciones cuando de bajar la presión arterial se trata.
Peores formas de empezar una dieta
Muchas veces fracasamos en nuestros intentos de ponernos a dieta. Y aunque en ocasiones depende de otros factores, en la mayoría de los casos se debe a una falta de planificación, y a motivos como los que vamos a mencionar justo a continuación.
Empezar baja de ánimo. Si comienzas una dieta cuando estás baja de ánimo, es probable que todos esos problemas que no logras quitarte de la cabeza te pasen factura, y que por lo tanto, no puedas llevarla a buen fin.
Eliminar la cena de un golpe. Si empezar la dieta es comer menos y eliminas la cena, además de todas esas comidas de picoteo a las que estabas acostumbrada de golpe, lo más habitual es que sientas ansiedad por haberte deshecho de todo eso sin haber habituado tu cuerpo a ello. Ese es un mal comienzo.
Prohibirte los caprichos. Aunque si estás a dieta no puedes darte todos los caprichos que se te antojen, y probablemente tendrás que renunciar a alguno, tener un no con mayúsculas por norma con todo solo hace que la dieta comience a parecerse a una tortura.
Correr una maratón. Si llevas tiempo sin practicar deporte, y pretendes comenzar ahora que estás a dieta, no se te ocurra hacerlo todo de golpe.
