Las vacaciones navideñas. Esos días pensados para disfrutar con la familia y los amigos, esos días en los que se multiplican los brindis y se altera por completo nuestra rutina.
Cambian nuestros hábitos de sueño, nos despedimos del despertador y, en resumen, nos saltamos a la torera nuestra rutina habitual. ¿Qué pasa cuando todo vuelve a su orden? Que padecemos jet lag social.
Así lo afirma el doctor Till Roenneberg, del Instituto de Psicología de la Universidad de Múnich. Cuando vuelve a sonar esa alarma para despertarte te sientes más cansada y tu rendimiento es peor de lo que era antes de las vacaciones.
Además, la luz artificial de tu oficina sólo empeora la situación y, al parecer, la cafeína tampoco es la solución a este problema. Lo mejor que puedes hacer es caminar durante 20 minutos al día (la luz al aire libre es 30 veces superior a la oficina aunque se trate de un día nublado), intenta dormir al menos 9 horas diarias durante cuatro días consecutivos y apaga la televisión al menos dos horas antes de acostarte.
