Cómo actúa el cerebro en los niños obesos

Una investigación reciente halló que el azúcar provocaría efectos disímiles en el cerebro de los niños obesos.

¿Cómo?

En contraste con los niños de peso saludable, los obesos presentaban mucha más actividad cerebral en áreas relacionadas con la percepción, la emoción, la atención, el gusto, la motivación y la recompensa, al probar el agua dulce.

La reacción ante el azúcar

Un estudio recién publicado en la revista científica International Journal of Obesity evaluó la respuesta de los niños ante el azúcar. Tal como recopila un comunicado de prensa de la Universidad de California de San Diego, los investigadores escanearon los cerebros de 23 niños de 8 a 12 años mientras ingerían agua azucarada.

Los resultados arrojaron que, en contraste con los niños de peso saludable, los obesos presentaban mucha más actividad cerebral en áreas relacionadas con la percepción, la emoción, la atención, el gusto, la motivación y la recompensa, al probar el agua dulce.

“El mensaje que debemos llevarnos a casa es que los niños obesos, comparados con aquellos que tienen un peso saludable, han desarrollado mayores respuestas cerebrales al azúcar”, explicó en el comunicado una de las líderes del estudio, la profesora del Departamento de Psiquiatría de la institución, Kerri Boutelle.

¿Niño con sobrepeso en casa?

Si tu hijo tiene problemas de sobrepeso u obesidad, sigue estos consejos de la Clínica Mayo que pueden ayudarte a lidiar con la situación:

Sensibilízate ante las necesidades y los sentimientos de tu hijo. Desde ya que iniciar una actividad física será esencial para mejorar el estilo de vida y la salud de tu hijo, pero deberías dejarlo elegir aquella en la que se sienta más cómodo.

Busca razones para premiar los esfuerzos de tu niño. Celebra sus logros, pero ¡no con comida! Prémialo, por ejemplo, con una salida al parque o un paseo en bicicleta.

Hablen sobre sus sentimientos. Enséñale a lidiar con sus problemas y frustraciones sin recurrir a la comida.

Ayúdalo a focalizarse en metas positivas. Mantén presente sus nuevos objetivos, como por ejemplo, que puede ampliar el trayecto de bicicleta o caminata.

Ante todo, prevenir

Retomando el estudio conducido por Boutelle, la experta explicó que se trata de una llamada de atención para comenzar la prevención lo antes posible, ya que muchos de estos niños pueden haber nacido con una extrema sensibilidad a las recompensas con comida, o quizás hayan aprendido a relacionar los alimentos con sentirse bien mucho más rápido que otros pequeños.

Para iniciar con el proceso preventivo, apunta estos consejos de la Clínica Mayo:

Llévalo al médico al menos una vez al año.

Sé un buen ejemplo: come saludablemente y haz ejercicio; incluso podrías invitarlo a acompañarte.

No uses la comida como recompensa o castigo.

Remarca lo positivo, tanto de salir a jugar al parque, como de conseguir frutas y vegetales en el mercado, y cuéntale qué beneficios de salud tiene la actividad física (más allá de la pérdida de peso).

Ten paciencia. No te desesperes ni hagas intentos exagerados de controlar sus hábitos alimenticios, ya que podrías lograr exactamente lo opuesto.

Controla tu propio peso. En muchas familias, varios integrantes sufren de obesidad. No esperes que tu hijo haga algo que tú no estás dispuesta a hacer.

Recuerda que ante cualquier duda sobre la salud de tu hijo, debes consultar a un pediatra.

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