Así cambia tu cuerpo cuando dejas la cafeína, el alcohol y el azúcar

El voluntario que dejó el alcohol perdió tres kilos y medio en 10 días

Para algunos, dejar de tomar algo de bollería a diario, abandonar el hábito de beber una simple cerveza o dejar de ingerir cafeína no tiene mayor importancia.

Sin embargo, existen también muchas personas que, ya sea por adicción o por hábito, no puede evitar esta práctica –la cual, en exceso, puede llegar a causarles problemas severos de salud-. Por ello, tres escritores han publicado en la versión digital del «Daily Mail» qué sucede en el cuerpo humano cuando, haciendo un gran esfuerzo, se abandonan estas prácticas durante tres meses.

La primera en realizar este experimento fue Angela Johnson, de 40 años. Esta escritora decidió dejar de consumir alcohol, su bebida predilecta. A pesar de que en principio no fue fácil (pues se estremecía cuando veía una copa de vino) a las dos semanas terminó por acostumbrarse con la pequeña ayuda de los dulces (los cuales hicieron de sustitutivo).

Cuando había pasado un mes y medio su humor mejoró, perdió peso y adquirió una energía renovada. Con todo, su colesterol aumentó por la ingestión de azúcar de forma más habitual.

El segundo investigador fue Chris Henry, de 42 años, un fanático del azúcar. Gracias a su fuerza de voluntad, logró dejar de comer dulces durante varios meses y, según afirma, los resultados fueron increíbles. Aunque al principio padeció severos dolores de cabeza, a las pocas semanas se sintió con una energía renovada, perdió casi tres kilos y medio en diez días y su presión arterial se redujo drásticamente. Cuando acabó el experimento, el hombre se compró un pastel que, según afirma, no se comió. ¿Por qué? No le gustó su sabor. «Mis papilas gustativas han cambiado, incluso encuentro el pan de molde muy dulce», señala el escritor.

La última investigadora fue Antonia Hoyle, de 36 años, una mujer obsesionada por la cafeína que tomaba al día cuatro cafés, tres tazas de té y dos refrescos.

A pesar de que las primeras semanas fueron muy duras para ella (pues sufrió de mareos, irritabilidad, insomnio y mucho cansancio) finalmente mejoró de forma considerable. Su presión arterial bajó, al igual que su colesterol. Sin embargo, cogió algo de peso (un kilo).

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