¿Existe realmente el instinto maternal? Expertos lo cuestionan

Marisa Díaz, psicóloga, con título de especialista en Psicología Clínica, sexóloga y Máster en Terapia Familiar y de Sistemas afirma que «el instinto maternal, entendido como algo innato que nos impulsa a tener hijos, no existe. No está demostrado que en las mujeres opere un reloj biológico que promueva instintivamente el deseo de ser madre, son otras las causas que hacen que una mujer lo decida pero no el instinto. Las creencias, la cultura, la sociedad juegan un papel muy importante».

El instinto se puede definir como un complejo de reacciones, determinadas, hereditarias, comunes a todos los individuos de una misma especie y adaptadas a una finalidad, de la que el sujeto no tiene conciencia. Por su parte, la existencia del instinto maternal ha sido muchas veces cuestionado por los expertos, y sin embargo hay un gran número de mujeres que afirman haberlo experimentado antes de decidirse a ser madres.

El instinto maternal es algo que la tradición ha «impuesto» a las mujeres como necesario para ser consideradas normales. Esto hace que muchas personas sufran ante la ausencia de ese sentimiento. «Les hace pensar que no serán buenas madres, que no están preparadas para serlo o, lo que es peor aún, que serán catalogadas como defectuosas por no desear ser madres» explica Marisa.

«El mito es tan fuerte en relación a lo que se tiene que sentir, que se olvida que tras dar a luz con mucha frecuencia se da la depresión postparto» añade la experta. Hay muchas mujeres que se sienten extrañas después de tener a su hijo. Las mujeres que lo racionalizan y lo tratan como algo natural lo llevan mejor; en otras el sentimiento de culpa es tal que hace estragos a nivel psicológico. «Al revuelo hormonal y de neurotransmisores que se produce a nivel cerebral hay que añadirle los cambios en el ritmo y estilo de vida que supone para una persona tener un bebé» apostilla Díaz.

Instinto de supervivencia «No existe como tal el instinto maternal, lo que sí hay es el instinto de supervivencia no solo individual sino colectivo». Los seres humanos compartimos con otras especies este instinto, «somos seres sociales, vivimos en sociedad, de la que formamos parte y dependemos». El instinto de supervivencia va más allá de lo individual y se relaciona con lo colectivo. La protección en este caso ya no depende de la especie, sino del entorno, de la familia, de las amistades y de las creencias.

Hay algunos expertos que ya relacionan el instinto maternal con el hombre. Para Marisa Díaz «esta idea es destacable por el importante papel que juega el hombre como padre. Hace 40 años un buen padre era el que llevaba dinero a casa; sencillamente no se estilaba que el padre se ocupara de la educación, cuidado, nutrición o salud de la prole; eso eran cosas de mujeres. Hoy muchísimos hombres se ocupan de todo eso desde la responsabilidad y desde el derecho que el hecho de ser padre les confiere. Esto no es instinto, es evolución».

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