Tiroides: glándula silenciosa que debemos "escuchar".

Los trastornos tiroideos afectan a alrededor del 9.9 % de la población mundial, es decir, unos 700 millones de personas.

Si bien, en los últimos años, el diagnóstico de enfermedades asociadas a esta glándula ha sido un tema recurrente en la consulta médica, siguen siendo patologías subdiagnosticadas porque sus síntomas son desestimados o bien confundidos con manifestaciones de otro orden: suelen ser confundidos con el desgaste de la vida diaria (cansancio, constipación) y hasta con problemas psiquiátricos como depresión o ataques de pánico.

Dado que no existe una forma de prevenir los trastornos tiroideos, la clave se encuentra en estar atentos a cambios en el equilibrio físico, trastornos en el humor, etc., y acudir a una consulta con un especialista.

La tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en el cuello, productora de hormonas que influyen en casi todas las células, tejidos y órganos del cuerpo. Su función está regulada por la hipófisis, otra glándula que se conoce también por el nombre de pituitaria y que se localiza en la cabeza.

Una glándula clave

La tiroides regula el metabolismo del cuerpo (la tasa a la cual el cuerpo produce energía de los nutrientes y el oxígeno) y afecta a funciones críticas como el nivel de energía y el ritmo cardíaco. Por eso, si su actividad aumenta o disminuye puede repercutir en un desequilibro del organismo.

Los dos trastornos hormonales más conocidos, derivados del mal funcionamiento de la glándula tiroidea(s), son el Hipotiroidismo y el Hipertiroidismo.

El hipotiroidismo es una disminución en la producción de hormonas tiroideas (triyodotironina o T3 4 y tiroxina o T4 3), deficiencia que puede ser o no congénita. Según donde se origina el trastorno se pueden clasificar en hipotiroidismos primarios, por falla en la glándula tiroides, y secundarios o terciarios, por falla a nivel hipofisiario o hipotalámico, respectivamente.

Sus síntomas e inicio son inespecíficos: pueden tomarse como referencia elcansancio, aumento de peso, estreñimiento, intolerancia al frío, caída de cabello, perdida de embarazo en el primer trimestre, alteraciones menstruales.

Por su parte, el hipertiroidismo es provocado por un exceso de la función de la glándula tiroidea, lo que hace que segregue por demás hormonas tiroideas (T4 y T3). Como consecuencia, este exceso de hormona tiroidea lleva a que el organismo sufra diversos trastornos como pérdida de peso, nerviosismo, taquicardia, dolores intestinales, náuseas, intolerancia al calor, pelo fino y quebradizo, insomnio y ansiedad, entre otras.

Como los síntomas son fácilmente confundibles con otras afecciones o padecimientos, es indispensable que la persona esté siempre atenta a cualquiera de ellos, ya que son la forma en que el cuerpo se comunica, haciendo saber que algo no está bien.

Para detectar el mal funcionamiento de la glándula, el especialista endocrinólogo solicitará simple análisis de sangre, en el que evaluará los valores o dosajes hormonales del paciente, y, a su vez, palpará la zona donde se encuentra la glándula tiroides. En caso de observar alguna irregularidad, el diagnóstico puede complementarse con una ecografía de cuello para visualizar el estado de la glándula y si tiene o no nódulos.

El tratamiento dependerá de la causa y de la gravedad de los síntomas. Puede abarcar desde el uso de medicamentos antitiroideos al yodo radiactivo, que tiene la capacidad de destruir la tiroides y detener la producción excesiva de hormonas; y se puede llegar incluso a la cirugía para extirpar la tiroides en casos de necesidad.

* Disminución en la producción de hormonas

* Intolerancia al frío

* Cansancio y sueño

* Aumento de peso

* Caída de cabello

* Aumento en la producción de hormonas.

* Intolerancia al calor

* Pérdida de peso

* Cabello fino y quebradizo

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares