El melasma es una condición clínica dermatológica que puede afectar a cualquier persona, sin distinción de razas ni sexos. En la actualidad se piensa que este padecimiento afecta sólo a personas de razas mestizas, negras o asiáticas y lo cierto es que puede presentarse en cualquier individuo.
Esta patogénesis es bastante común en la sociedad venezolana y suele presentarse con mayor frecuencia en mujeres que en hombres. Se caracteriza por la formación de manchas simétricas y progresivas en la cara, con coloraciones irregulares que pueden variar desde el marrón más claro hasta el más oscuro.
Los factores principales que ocasionan el melasma son: los cambios hormonales, ingesta de anticonceptivos vía oral, exposición excesiva al sol, factores genéticos o el embarazo. En este último caso, aumenta la posibilidad de padecer melasma si la paciente tiene predisposición racial o hereditaria.
Otros factores que influyen en la patogénesis son el uso de algunos cosméticos, drogas fototo?xicas y anticonvulsivantes.
Para el tratamiento de esta patología se utilizan agentes aclarantes de la piel o despigmentantes con diferentes mecanismos de acción, los cuales tienen como función disminuir la producción de la melasma, su proliferación y favorecer su eliminación. Otra de las opciones para combatir el melasma es el uso del láser (en sus diferentes modalidades), aunque esta técnica terapéutica no proporciona resultados prometedores.
Es importante que el uso del protector solar sea la única medida preventiva efectiva para el melasma e incluso para cualquier enfermedad cutánea. También se debe destacar que los productos adecuados para combatir esta pigmentación en la piel (ácido retinoico, hidroquinona, ácido glicolico, ácido mandelico, etc.) deben ser recomendados y controlados por un dermatólogo, porque su mala aplicación puede ocasionar efectos secundarios que empeorarían la situación.
Una vez comenzado el tratamiento se debe educar al paciente para que tome el hábito de usar protector solar, debido a que la mejora dependerá en gran medida del cuidado y el seguimiento del tratamiento.
Es cierto, que los agentes despigmentantes son importantes para la cura del paciente, pero el protector solar constituye la base insustituible de cualquier tratamiento para el melasma, además es la mejor medida de prevención para este padecimiento, lo recomendable es aplicarlo cada tres (3) horas.
Igualmente, se debe destacar que no todas las manchas en la piel indican la presencia de melasma, las manchas marrones podrían tratarse de otras condiciones tales como: melanosis de Riehl, poiquilodermia de Civatte, eritromelanosis folicular de la cara y el cuello, hiperpigmentaciones por cosme?ticos, lupus cutáneo, entre otros, que sólo un especialista en la piel es capaz de identificar y diferenciar. La evaluación física será indispensable, (realizada estrictamente por un dermatólogo), para determinar la profundidad del pigmento en la piel, descartar alteraciones hormonales y así seleccionar el tratamiento según el tipo de piel, edad y condición.