Existe un tipo de apetito, un impulso de comer que no se da precisamente por la necesidad fisiológica de consumir alimentos, sino por la ansiedad. Se trata del hambre psicológica, y para Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) y experto en nutrición, reconocerla es vital para dejar de comer en forma excesiva.
“Para muchas personas con sobrepeso –dice Bravo- la cuestión no es qué comer, sino cuándo parar de comer”, y recuerda que hoy la gente consume muchas más calorías de las que necesita, unas 3 437 en promedio por persona, aun cuando la mayoría de las mujeres y los hombres no necesitan más de 2 000 o 2 500 al día, respectivamente.
Según Bravo, es importante saber distinguir entre el hambre que surge a raíz de una necesidad del cuerpo y la ansiedad. A esta última la describe como el “hambre psicológica”, que puede ser estimulada por las emociones, la tendencia depresiva, la glotonería o el simple aburrimiento.