La piel se regenera y protege por sí misma mientras somos jóvenes gracias a las proteínas que garantizan unos «factores de crecimiento» naturales. Pero con el paso de los años, esos mecanismos empiezan a perder fuelle y surgen las temidas arrugas. Ahora, fruto de una investigación conjunta de un laboratorio científico público y dos empresas del ramo cosmético puede surgir en breve una pequeña revolución en los productos que se presentan como «antiaging» para frenar el envejecimiento.
«Liposomar ingredientes activos que se absorben por la piel y protegerlos para que no se degraden». Es la esencia final del proceso en el que trabajan desde hace dos años, explicada por Ana Torrens, directora de I+D de Sesderma, la firma que comercializará los cosméticos. En estos momentos se encuentran en la fase de ensayos para limar detalles como que su liberación sea lenta y controlada para ser más eficaz.
La base científica de «Nanodermoplant» arrancó hace dos años en el Instituto de Biología Molecular y Celular de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, donde se plantearon «disponer para su uso en clínica y cosmética de proteínas que la piel produce de manera natural», según su subdirectora, Amparo Estepa. «La principal aplicación sería poner al alcance de toda la población una nueva generación de productos cosméticos y sanitarios destinado al tratamiento de las pieles tanto sanas como envejecidas o dañadas», subraya.
Las cualidades de estas proteínas contenidas en la piel van más allá de conservar un aspecto saludable desde el punto de vista estético, ya que está comprobado que de forma natural ejercen «actividades biológicas regeneradoras, cicatrizantes, antiinflamatorias, antioxidantes, etcétera», añade esa doctora, que ha coordinado el proyecto desde el principio y que incorporó a su equipo a María del Mar Ortega-Villaizan, una experta bióloga molecular, contratada expresamente para realizar este trabajo.
Apoyo ministerial
El Ministerio de Economía ha apoyado económicamente este proyecto a tres bandas y solo el centro público ha percibido 100.000 euros. Entre las condiciones estipuladas estaban que integraran la investigación al menos dos empresas con un presupuesto mínimo de 500.000 euros y la participación de un laboratorio público.
La firma de biotecnología Agrenvec se está encargando de proporcionar las materias primas, la producción en plantas de proteínas que la piel genera de forma natural. En concreto, se han centrado en las denominadas «factores de crecimiento y citoquinas», precisa Isabel Bronchalo, CEO de Agrenvec. Su principal ventaja es que obtienen «compuestos con un altísimo nivel de pureza, por encima del 95%, que se comportan desde un punto de vista fucnional igual que la piel», asegura. Y al tener un origen botánico, no contienen contaminantes animales ni endotoxinas.
Estimular el colágeno y la elastina
Agrenvec y Sesderma han trabajado ya en otros productos dermocosméticos disponibles en el mercado. Por su experiencia conjunta en iniciativas de I+D durante una década conocen en detalle que este tipo de ingredientes biotecnológicos permiten «ayudar a la piel a mantener el nivel de regeneración adecuado, así como ralentizar los procesos degradativos del colágeno y la elastina, que son los elementos estructurales y de sostén de la misma, por lo que se evita, por lo tanto, la aparición de las arrugas», señala la directiva de Agrenvec.
«La colaboración con la UMH nos permite conocer si las proteínas que hemos producido tienen actividad biológica, ya que este grupo se encarga de realizar los ensayos in vitro con líneas celulares de piel», detalla. De esta forma comprueban, por ejemplo, si actúan eficazamente para la estimulación de síntesis de colágeno o la reducción de la inflamación.
Los enemigos de esta lucha contra el envejecimiento, esos agentes que van minando la resistencia natural de las proteínas de la piel, además del paso de los años, son entre otros los «agentes generadores de estrés oxidativo, como la exposición al sol, el tabaco, el estrés y la mala alimentación».
