Un estudio revela que quienes ignoran que padecen alguna enfermedad consideran que tienen buena salud, pero esa percepción empeora cuando conocen el diagnóstico. Con los datos de una encuesta poblacional de Noruega, los autores estiman que el aumento del uso de las pesquisas, los tests más sensibles y la ampliación de los criterios diagnósticos causarían un daño inesperado porque un mal estado de salud autopercibido está asociado con un mayor riesgo de muerte.
Aunque la detección temprana de la enfermedad es importante para el tratamiento, los autores publican en BMJ Open que “etiquetar la enfermedad” causa problemas al alterar la autopercepción del bienestar.
“Cada vez hay más pacientes etiquetados debido a un mayor uso de las pesquisas, el descenso de los umbrales diagnósticos, las campañas de salud comerciales y no comerciales, etcétera”, dijo el autor principal, Pal Jorgensen, investigador especializado en salud de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, Trondheim.
“La salud autopercibida está, como se demostró varias veces, inversamente asociada con la mortalidad. Es, también, un aspecto importante en el creciente debate sobre el exceso diagnóstico”, agregó.
El sobrediagnóstico es el diagnóstico y el tratamiento temprano de enfermedades menores que nunca avanzarían demasiado para causar problemas.
Esto incluye la práctica polémica de diagnosticar estados “previos a la enfermedad”, como los valores de glucosa en sangre levemente altos insuficientes para diagnosticar la diabetes.
El equipo de Jorgensen analizó los datos de 33.734 adultos de entre 40 y 70 años que habían respondido una encuesta y se habían realizado estudios médicos a mediados de 1990 en Noruega.
El equipo indagó las conexiones entre cómo los participantes habían respondido una pregunta tan simple como “¿Cómo está su salud ahora?” y si sabían si tenían alguna enfermedad, como diabetes, trastornos de tiroides o hipertensión.
Los autores utilizaron los resultados de las pruebas médicas para conocer si los participantes tenían actualmente alguna de esas tres enfermedades y observaron que aquellos con un diagnóstico eran menos propensos a decir que tenían un buen estado de salud.
Pero aquellos con una enfermedad sin diagnosticar eran más propensos que los participantes saludables a decir que tenían un buen estado de salud. Y, en general, los participantes que ignoraban que tenían diabetes o hipertensión, por ejemplo, eran tan propensos como aquellos sin esas enfermedades a pensar que tenían un buen estado de salud.
“Nos sorprendió que muchos que tenían alguna enfermedad y lo ignoraban consideraban que su estado de salud era bueno, a veces más que los participantes sanos”, comentó Jorgensen.
“No nos sorprendió que las personas que sabían que tenían alguna enfermedad percibieran que tenían mal estado de salud”, agregó.
Los autores destacan que el estudio se realizó con información que habían proporcionado los participantes y que no sería absolutamente precisa, y que los estudios como este prueban que el diagnóstico de una enfermedad hace que una persona sienta que su estado de salud no es bueno.
Es posible que quienes ignoran que tienen una enfermedad sean más optimistas y menos propensos a ir al médico a hacerse estudios o cuando tienen algún síntoma vago, finaliza el equipo.