La cirugía es una alternativa segura en casos de epilepsia resistente a los fármacos

Durante siglos se ha considerado tanto una enfermedad de los dioses como una enfermedad maligna. Quizás ha sido su manifestación clínica, la de pérdida de conciencia de quien la padece para recobrarla poco después como si nada hubiera pasado, la que le ha dado ese aurea de enfermedad relacionada con el espíritu. Grandes personalidades de la historia y el arte como Dickens, Dostoievski, Tolstoi, Agatha Christie, Tchaikovsky, Napoleón, Roosevelt, Lenin, Sócrates, Isaac Newton o Van Gogh fueron epilépticos.

Si poéticas han sido las causas que se le atribuían, también lo han sido los remedios que a lo largo de los siglos se han intentado utilizar para curarla. Pero con los avances de la medicina y más aún, de la neurología, se ha eliminado todo halo sobrenatural a la enfermedad. En realidad, la epilepsia es la enfermedad neurológica más frecuente después del ictus. Es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que se manifiesta en forma de crisis inesperadas y espontáneas desencadenadas por una actividad eléctrica excesiva de un grupo de neuronas hiperexcitables.

No es hereditaria

Las causas de la epilepsia son diversas y, aunque existe el error de pensar que es hereditaria, este factor sólo se da en algunos tipos concretos de epilepsia. Las causas más comunes son malformaciones arteriovenosas, traumatismos craneoencefálicos, daños sufridos en el parto, tumores cerebrales o enfermedades infecciosas como la meningitis, entre otras.

Francisco Trujillo Madroñal, jefe de neurología y neurocirugía de Quirón Sagrado Corazón , apunta que «es fundamental abordar la epilepsia de forma multidisciplinar para llegar a un diagnóstico preciso para cada caso», porque este enfoque permite realizar una valoración integral del paciente, cuyo refuerzo es, «sin lugar a dudas, el acceso a la tecnología más avanzada en nuestro ámbito», afirma.

En este sentido, dos de los avances más útiles son «la monitorización video-EEG con electrodos no invasivos y la resonancia magnética intraoperatoria, una herramienta de gran utilidad para el cirujano que nos permite garantizar la correcta resección de las lesiones, además de aportar mayor seguridad y mejor pronóstico para el paciente».

Diagnóstico preciso

El diagnóstico de la epilepsia es clínico; es decir, se diagnostica a través de sus crisis. Sin embargo, es importante identificar el tipo de epilepsia y su causa, y para ello es «fundamental contar con las técnicas diagnósticas adecuadas para realizar un diagnóstico lo más certero posible», apunta el Juan Jesús Rodríguez Uranga, neurólogo de la Unidad de Epilepsia de Quirón Sagrado Corazón-IENSA. Para ello son de especial importancia el conocimiento y desarrollo de técnicas como la monitorización vídeo EEG, los estudios de medicina nuclear como el PET y el SPECT ictal, la resonancia nuclear magnética, los electrodos intracraneales, subdurales y profundos, en ocasiones fundamentales para la localización de los focos epileptógenos, que después sirvan como elementos de guía para el tratamiento quirúrgico de la epilepsia, y saber cuánta zona resecar para controlar las crisis. En los casos refractarios o rebeldes al tratamiento médico, donde la cirugía no es una opción, se puede plantear seguir probando con nuevos fármacos antiepilépticos o con técnicas de estimulación cerebral como la estimulación vagal, estimulación cerebral profunda o la más novedosa estimulación trigeminal», señala Rodríguez Uranga.

En palabras de José Manuel Montero, neurocirujano de la misma Unidad «existen grandes avances en los últimos años en el tratamiento médico y quirúrgico de la epilepsia, disponemos de nuevos fármacos más eficaces y con menos efectos secundarios, tenemos un amplio abanico de técnicas diagnósticas de gran precisión específicas para cada caso y, en cuanto a la cirugía, es importante saber qué abordaje es más idóneo para el paciente. Por este motivo, es tan importante poner en común los resultados obtenidos por cada especialista y consensuar los métodos diagnósticos, terapéuticos y quirúrgicos que mejor resultados están obteniendo en el tratamiento de la epilepsia», concluye el doctor.

A pesar de todos estos avances, la epilepsia sigue siendo una enfermedad altamente estigmatizante. Aún se produce una infravaloración social y laboral de los afectados, por lo que un alto porcentaje de pacientes sigue escondiendo su enfermedad. Muchos pacientes sufren una enorme limitación en el desarrollo de su vida cotidiana, pues deben tomar medicación de por vida no exenta de efectos adversos. Y en los casos más severos (el 35% de los pacientes epilépticos son fármacorresistentes), son personas dependientes de su familia, presentan limitaciones para determinadas actividades de riesgo, no pueden conducir hasta llevar un año sin crisis, deben evitar situaciones de riesgo y tienen riesgo aumentado de afectación de funciones cognitivas (alteración de memoria, atención…) y mayor riesgo de trastornos conductuales y psiquiátricos.

Las crisis continuadas durante muchos años pueden generar un deterioro cognitivo progresivo a algunos pacientes, cuya esperanza de vida puede verse mermada. De hecho, si se analiza la mortalidad general en pacientes con epilepsia refractaria al tratamiento médico se considera varias veces mayor a la población general.

En palabras del Dr. Montero, «aunque los fármacos han mejorado mucho en cuanto a resultados en el control de las crisis, todavía no han conseguido controlarlas en su totalidad y hay un 10% de los pacientes fármacorresistentes que son candidatos posibles a la cirugía de la epilepsia». En estos casos, la cirugía puede conseguir no sólo controlar las crisis o hacerlas desaparecer -según el Dr. Montero, entre el 60 y el 80% de los pacientes-, sino también mejorar la calidad de vida del paciente -entre el 10 y el 20% más, según el mismo especialista que, en muchas ocasiones, puede llegar a ser independiente.

Una técnica segura

En términos de incidencia, se estima que algo más del 3% de todos los epilépticos de nuevo diagnóstico se pueden considerar candidatos a cirugía de la epilepsia, por lo que unos 30 pacientes al año se podrían beneficiar de este tipo de cirugía en un área como Sevilla. Según la experiencia de Quirón Sagrado Corazón-IENSA, se han intervenido con éxito 116 casos de epilepsia, estando el 79 % libre de crisis tras la cirugía, y en el 91% de los casos se consiguió una mejoría significativa.

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