Salvan vidas con páncreas biónico para diabéticos

Nueva York— Los científicos han logrado grandes avances con un ‘páncreas biónico’ para ayudar a algunas personas con las complicaciones diarias de controlar la enfermedad.

Un dispositivo portátil experimental fue sometido a pruebas en pacientes, monitoreándoles constantemente el nivel de glucosa en la sangre y administrándoles automáticamente la insulina, informaron médicos ayer.

El dispositivo mejoró el control de la glucosa en la sangre más de lo que hicieron los monitores estándar y bombas de insulina al ser probado cinco días entre 20 adultos y 32 adolescentes.

A diferencia de otros páncreas artificiales que sólo corrigen el exceso de azúcar en la sangre, éste también puede controlar casos de hipoglicemia –en los que el azúcar es demasiado baja–, lo que imita la función de un páncreas natural.

El páncreas biónico tiene una aplicación para que a la hora de que se detecte algún descontrol de glucosa mande la información por celular –a médico, paciente y familiares– y actúe de inmediato al suministrar la insulina que se requiere.

El dispositivo fue desarrollado por el Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Boston. Los resultados se presentaron ayer en una conferencia en San Francisco de la Asociación Estadounidense sobre la Diabetes y se publicaron en Internet en la revista New England Journal of Medicine.

“Estoy muy entusiasmada”, dijo la doctora Betul Hatipoglu, endocrinóloga de la Clínica Cleveland, quien no participó en el proyecto. Muchos pacientes se frustran esperando una cura, así “que es un magnífico horizonte nuevo para ellos”.

El páncreas biónico es para la diabetes Tipo 1, que normalmente comienza en la niñez. Aproximadamente 5 por ciento de las 26 millones de personas que tienen diabetes en EU padecen del Tipo 1 y no pueden producir insulina para convertir los alimentos en energía.

Eso provoca que el nivel de glucosa en la sangre aumente, lo que hace subir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y muchos otros problemas.

Esas personas tienen que monitorearse e inyectarse insulina varias veces al día o usar una bomba de insulina, un dispositivo pequeño con un catéter subcutáneo.

El aparato tiene tres piezas: dos bombas del tamaño de un teléfono celular –una para la insulina y otra para el glucagón (sustancia que hace subir el nivel de glucosa en la sangre)–, y un iPhone conectado a un monitor constante de glucosa.

El paciente se inserta tres pequeñas agujas debajo de la piel, generalmente en el estómago, para conectar los aparatos, que se guardan en un pequeño bolso. Los pacientes tienen que medirse la glucosa dos veces al día.

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