3 beneficios asombrosos de la risa para la salud

La risa cuesta poco pero nos reporta mucho. Dicho de esta forma, casi parece un slogan publicitario pero lo cierto es que esta idea está sustentada por cientos de investigaciones. No hay dudas de que la risa promueve la salud y mejora nuestra calidad de vida.

1. Combate los daños causados por el estrés. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo segrega una mayor cantidad de cortisol. Cuando los niveles de cortisol se mantienen elevados durante mucho tiempo, esta hormona puede llegar a causarnos daños a nivel cerebral, de hecho, afecta profundamente la conexión entre las células cerebrales. Sin embargo, ahora investigadores de la Universidad de Loma Linda, han demostrado que la simple exposición a un vídeo humorístico de tan solo 20 minutos puede provocar una reducción significativa de los niveles de cortisol y mejorar la memoria.

2. Equilibra los niveles de las hormonas vinculadas al apetito. En la Conferencia de Biología Experimental que se desarrolló hace algunos años en Anaheim, se expuso una investigación muy interesante en la cual se afirmaba que la risa, sobre todo las carcajadas, eran un excelente mecanismo para re equilibrar los niveles de leptina y ghrelina. La leptina es la hormona vinculada con la sensación de saciedad mientras que la ghrelina es la que causa el apetito. Se sabe que en las personas estresadas y con tendencia a la obesidad, los niveles de estas hormonas se desequilibran por lo que se ven empujadas a comer más de lo que necesitan.

3. Actúa como un analgésico natural. Un estudio realizado en la Universidad de Oxford ha descubierto que la risa puede aumentar nuestra tolerancia al dolor, pero es necesario que sea franca y sostenida. ¿Por qué? Los especialistas afirman que el poder analgésico de la risa radica en que esta promueve la liberación de endorfinas, unos neurotransmisores que generan un estado de relajación y bienestar, además de ayudar a combatir el dolor. Para llegar a esta conclusión, los investigadores les pidieron a las personas que vieran un vídeo simpático o uno instructivo.

Antes y después del vídeo, comprobaron el umbral de dolor de cada participante. Así pudieron apreciar que las personas que más rieron, también fueron las que pudieron soportar más el dolor sin quejarse. Además, su umbral de dolor aumentaba después de reír.

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